Pasaban días y hasta pocos meses que por las circunstancias que fuesen de él o mías, yo no me veía ni hablaba con Luis Manuel.
Y a cualquier hora del día o de la noche se iluminaba la pantalla de mi teléfono con el nombre de Luisma, porque así lo tenía registrado, y conversábamos 3 o 5 minutos y con eso refrendábamos el cariño, al afecto, el respeto y la consideración que creamos entre él y yo, y también con Ana Cecilia Castillo, ‘Chechi’, mi esposa, como cariñosamente él también la identificaba.
Podía ser más tiempo de conversación cuando de asuntos de otro nivel se trataba, pero una llamada de Luis Manuel, o una conversación con él era aliciente, porque no hay cosa más agradable que conversar o comunicarse con una persona noble, sincera y sobre todo buen amigo, creíble y vertical en lo que te decía o se comprometía. Y es inolvidable su original despedida de ¡bueno pue!
Y todo ese tiempo que durábamos sin vernos o sin hablar, como antes referí, yo tenía la seguridad y la tranquilidad: Luisma está en San Juan. Y al encontrarse uno con varios amigos sanjuaneros que teníamos en común, o familiares y al preguntarles por él, todo mundo decía: Luisma está en San Juan. Muchas veces fue tema de conversación en algunos poblados de la zona rural, donde el aprecio y admiración por Luis Manuel era casi infinito, y siempre alguien refería: Luisma está en san Juan. De esta expresión siempre recuerdo que todo mundo la decía con alegría, con satisfacción quizás por tener la oportunidad de referirse o mencionar a Luis Manuel y de recordar que Luisma estaba bien, como era el deseo y querer de todo un pueblo.
Hoy, cuando el destino nos ha jugado una mala pasada de llevarse Dios a un hombre bueno, humanitario, popular, de palabra, poseedor de un carisma sin igual y dueño de una “pega-pega” singular, sé que lo vamos a extrañar en La Guajira, sé que lo va a extrañar sin medida la comunidad sanjuanera del casco urbano y de la zona rural, por lo que desde ya yo me diré, así sea consuelo de tonto: Luisma está en San Juan.
Porque es que quiero, a lo mejor como lo quiere mucha gente, hacerme la idea de que lo que pasa es que tengo mucho tiempo de no hablar con Luis Manuel, de no verme con él, por eso me voy a auto-convencer de que: Luisma está en San Juan.