El título de esta columna corresponde a una canción que compuso e interpretó la Sonora Matancera con la voz de Celia Cruz en una coyuntura muy especial de transformaciones sociales, económicas y políticas de donde es originaria esta emblemática orquesta musical de todos los tiempos.
Convergen con el nombre del son caribeño dos acontecimientos en la historia del departamento de la Guajira relacionado con la elección presidencial del 29 de mayo.
El primero de ellos lo constituye la consigna ¡Ahora o Nunca! de la campaña presidencial en 1970 del sabanalarguero conservador Evaristo Sourdis Juliao cuando ‘el chocorazo’ a favor de Misael Pastrana Borrero al final del Frente Nacional. El segundo, es el eslogan de la propuesta de gobierno de un candidato presidencial 2020-2026: “Este es el momento”.
Los resultados de los comicios de marzo pasado se pueden considerar una señal anticipada de lo que puede ocurrir el último domingo de este mes de mayo para el pueblo guajiro con la elección de las senadoras wayuú Marta Peralta Epieyú, Imelda Daza Cotes, de Villanueva, y la representante a la Cámara de los colombianos en el exterior, Karen Ramírez Boscán.
De todos los programas de gobierno presidenciales 2022-2026, el único que tiene una apuesta de manera expresa, concreta y específica para el departamento de La Guajira es el del Pacto Histórico ‘Colombia: Potencia mundial de la vida’. En el punto 1.3. Hacia una sociedad movida por el sol, el viento y el agua, se plantea en el marco de la transición energética basada en energías renovables y limpias, un macroproyecto alternativo para la Alta Guajira.
En el documento referenciado (página 16), con el título ‘Fuentes de energía para la vida’, se consigna el siguiente compromiso: “Se priorizará la producción de energía solar en La Guajira, en propiedad mixta con las comunidades wayuú, los trabajadores de la minería del carbón y los municipios productores”. Lo anterior incluye la posibilidad de reducción de la tarifa del servicio de energía y la democratización del sector energético, no solo para las comunidades guajiras, sino del Caribe colombiano y del nivel nacional.
Complementariamente, y en la aplazada diversificación socioeconómica de la península por las sucesivas bonanzas con efectos adversos de pobreza, es la oportunidad para que el sur de la guajira vuelva sobre su vocación agropecuaria a partir de al fin, después de 70 años de promesas incumplidas, la construcción del distrito de riego del río Ranchería y recupere la soberanía alimentaria como en el pasado cuando era la despensa de toda la cuenca alta del feraz valle del río Cesar y la provincia de Padilla.
Lo anterior es viable y factible por lo que está propuesto en el punto 1.1 Ordenamiento territorial alrededor del agua, 2.1.1. Democratizar la tierra fértil y el agua para alimentar a Colombia y 2.4.1. Pacto por el campo del Programa de Gobierno Colombia: Potencia mundial de la vida.