El internado indígena de Aremasain se califica como la institución insigne de las familias wayuú, por ese plantel han pasado cientos de alumnos que lograron formarse como profesionales y que hoy le sirven a La Guajira, desde sus diferentes espacios de trabajo.
El internado cumplió 70 años educando a niños y jóvenes de la etnia wayuú, dando ejemplo de resistencia y venciendo cientos de obstáculos que se han presentado en el tiempo.
En ese proceso de formación fue clave la presencia del padre Marcelo Graziosi, quien como rector de la institución logró implementar el bachillerato en los grados 10 y 11 de la educación media técnica, que se aprobó mediante la resolución 648 del 8 de octubre de 1.996, formando así jóvenes competentes en el conocimiento y la tecnología, quienes preservan su identidad cultural y se convierten en gestores de su propio desarrollo y de su comunidad.
Hoy cuando la institución llega a sus 70 años, todas las autoridades de La Guajira, pero especialmente las comunidades wayuú, reconocen todo ese trabajo educativo realizado en el transcurrir del tiempo, pues el internado es el otro hogar para los alumnos que allí llegan a formarse.
El internado es para muchos niños y jóvenes wayuú la única posibilidad de formación, pero también de sobrevivir por las precarias condiciones de muchos hogares, además fortalecen el vínculo con su cultura.
Reconocimiento especial merecen los misioneros capuchinos quienes se dieron a la tarea de construir la obra física en Aremasain, asumieron su dirección y en el año de 2003 la obra fue entregada por los capuchinos italianos de la provincia de Abruzo a la Diócesis de Riohacha, por el padre Marcello Graziosi.
Para este 2022, 128 estudiantes estarán graduándose, representando la promoción XXVII promoción 70 años, en cuatro énfasis Administración Pública, Medio Ambiente, Agropecuaria e Informática, aportando así al desarrollo social de La Guajira, pero especialmente de sus territorios donde nacieron y crecieron.
Hoy el internado de Aremasain es un referente de la educación en La Guajira, pero también de una población como la wayuú que la reconoce y la considera como propia