Entre la langosta azul y la langosta del desierto

Funcionarios del aeropuerto de Riohacha, informaron sobre la localización de un enjambre de insectos, que unos nativos identificaron como langostas. Y los medios a nivel nacional dieron la alarma sobre la presencia de la langosta del desierto (Schistocerca Gregaria) en La Guajira. E.T. Abril /92. ¡Lo que faltaba!

En esa época me desempañaba como supervisor de Asistencia Técnica del ICA. Para verificar la información solicitamos apoyo a nivel nacional, no sin antes constatar que se trataba de una especie nativa, también del orden Orthotra de la familia Acrididae, en estado ninfal conocida en la región como paco paco, lo cual fue verificado por el entomólogo Jorge Mejía Quintana y Ruby Londoño, de la División De Sanidad Vegetal del ICA; con su slogan en esa época “la técnica al servicio del campo”.
Ante la llegada de un enjambre a las islas de Trinidad, Barbados Surimany el Estado Sucre en Venezuela. La FAO organizó un seminario para detección y represión del insecto, en la ciudad de Caracas, a donde nos trasladamos con otros funcionarios del ICA. El itinerario incluyó los sitios críticos con características similares a los de su hábitat natural. Principalmente el puerto de Güiria, Carúpano, Cumana, Nueva Esparta, Aragua y la región fronteriza con Colombia, consideradas favorables para la desimanación del insecto.
Para la capacitación la FAO comisionó al experto entomólogo Charles Schman, con la participación de los ingenieros agrónomos: Jorge Osorio, Lola Hurtado, Rogelio González, de la relación internacional del MAC (Ministerio de Agricultura y Cría) en Venezuela. Francisco Cerda de la UCV (Universidad central de Venezuela) y el disciplinado investigador Mario Cerney del C.N.I.A de Maracay.
Por Colombia el doctor Hugo Baca, el suscrito y la participación posterior del doctor Wilman Álvarez. Con la dirección del doctor Homero Mora y la subdirección del doctor Moisés Brochero del ICA. Recibidas las instrucciones sobre previsión y control del voraz insecto, de hábitos no selectivos en su alimentación, se consideró que las posibilidades de adaptación y reproducción eran muy difíciles principalmente porque las condiciones climáticas eran diferentes a la de su hábitat natural por su proximidad al bosque natural y la presencia de muchos enemigos naturales.
Así mismo de no convertirse en un riesgo para la agricultura. Casi al mismo tiempo se detectó la Mosca del Mediterráneo o mosca azul, pero bajo un buen sistema de control se logró mantenerla en un umbral económico de daños no significativos.
Cumplida esta misión me encontré con una historia parecida, acaecida 42 años antes: la langosta azul. De la imaginación el ingenio y la picaresca de la tertulia literaria conocida como el Grupo de Barranquilla, surge este ensayo literario. Compuesto por Álvaro Cepeda Samurio, Gabriel García Márquez, Enrique Grao y Luis Vicens; con epicentro en el Café Colombia, La Librería Mundo y La Cueva, en la década 1940 – 1950.
La historia cuenta la llegada de un agente viajero de los Estados Unidos, o gringo loco, (John Lomb) haciéndose el pendejo, a quien se le extravía una langosta azul quien hace parte de una importante investigación sobre la presencia de estos animales en la región. ¡Coincidencia o realidad! “Lo cómico” y desconcertante del gringo se revela en un escrito con característica del animal: color azul, sin olor ni sabor, no comestible, sus usos se investigan.
La langosta azul y la langosta del desierto tienen algunas características similares en su anatomía, pero de hábitos diferentes. La primera tiene hábitos de Faquir, la segunda es muy voraz y sin hábitos selectivos en su alimentación. La langosta del desierto es de color rojizo amarillento, ambas adaptadas a altas temperaturas, apetecidas por las aves de rapiña y los niños las utilizan como juguetes.
Al fin el propósito del diplomático se cumplió, las investigaciones del gringo, quedaron frustradas por la búsqueda infructuosa de su mitiga langosta; parecida a un madero arrojado por el mar en forma de canto rodado. Y un percador de los vivos y ocurrentes que no faltan en esta parte del Caribe, le recoge al gringo ejemplares en la playa del sector, pero ninguna es la exótica langosta azul.
La historia me pareció divertida dentro de esas ocurrencias que no dejan de tener similitud y con la dosis suficiente de ingenuo para que pareciera nuestra.

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