Los chilenos han luchado durante los últimos tres años, por trazar un nuevo rumbo para su país con una nueva Constitución, escrita desde cero, que habría transformado su sociedad y otorgado más derechos que cualquier otro documento fundacional anterior.
Este domingo, los votantes que de manera obligatoria salieron a decidir, rechazaron ese documento de manera abrumadora.
Los cambios propuestos querían convertir uno de los países más conservadores de América Latina en una de las sociedades más orientadas a la izquierda del mundo, pero los chilenos decidieron que esa propuesta iba demasiado lejos.
El texto, que presentó el presidente Gabriel Boric, el 4 de julio, se encontró con la oposición de 7,8 millones de chilenos, casi el 62% de los votantes, que debían acudir obligatoriamente a las urnas.
Otros 4,8 millones han respaldado el articulado, muy lejos de los necesarios para su aprobación.
En todas las regiones el voto en contra ha sido mayoritario. Destaca la región de Ñuble, en el centro del país, que superó el 73% de votos contrarios a la propuesta de reforma.
Incluso en la región Metropolitana de Santiago, alrededor de la capital del país, se ha sentido el rechazo, con el 54% de los votos de la región contrarios al texto, en un lugar que fue clave apenas hace nueve meses en la victoria de Boric, que lo había apostado todo a un triunfo del sí.
El no ha triunfado en comunas de todos los tamaños, aunque el texto ha generado mayor rechazo en las de menor población. En los municipios de menos de 50.000 habitantes, 7 de cada 10 votantes votaron en contra de la propuesta.
En un mensaje a la nación la noche del domingo, el presidente Gabriel Boric dijo que, a partir del este lunes, se reuniría con los líderes del Congreso para empezar un nuevo proceso de cara a la reescritura de la Constitución.
“Esta decisión de los chilenos y chilenas exige a nuestras instituciones y actores políticos que trabajemos con más empeño, con más diálogo, con más respeto y cariño, hasta arribar a una propuesta que nos interprete a todos”, dijo Boric, un líder de izquierda que apostaba a que la nueva Constitución le permitiera llevar a cabo su visión de país.
“Como presidente de la República, recojo con mucha humildad este mensaje” añadió. “Hay que escuchar la voz del pueblo”.