l viernes 9 de diciembre dedicamos la mañana a disfrutar de gente genial, Álvaro Álvarez, el gran ‘Triple A’, me regaló el privilegio de conducir el conversatorio sobre La Composición Vallenata, en el marco del 45 Festival Nacional de Compositores de La Música Vallenata para moderar la conversación entre la cantautora Rita Fernández Padilla, invitada especial en representación de los compositores, la mujer que ha sido pionera en todo, primera mujer compositora, cantante, acordeonera, compositora de himnos, canciones infantiles y hasta primera mujer presidente de la Junta Directiva de Sayco, lo que la ha convertido en la única juglaresa del vallenato.
Rita estuvo acompañada por dos gratos y especiales amigos: Luis Eduardo “El Nene” Acosta Medina, también llamado ‘El Ministro’; hombre con una memoria prodigiosa y envidiable, un verbo grácil y una inteligencia lingüística generosa que sazona cada frase elegante con una coloquial, y el gran ‘Cardenal Guajiro’, mi querido Ismael Darío Fernández Gámez, que ha dedicado buena parte de su vida no solo al estudio e investigación, sino también a la promoción de la música vallenata. Ismael tiene los datos exactos de los eventos y hechos importantes de nuestro folclor de generación en generación y una precisión de científico para contarlos.
‘El Ministro’ nos hizo un paseo por hechos históricos que fueron evidenciados en canciones vallenatas que son clásicas, partiendo del acontecimiento más antiguo del que se tuvo noticias y que quedó registrado para la historia en una puya que hizo Francisco El Hombre sobre la peste española, que según el historiador monguiero, no era española sino americana, pasando por el ‘Barco pirata bandido’, de Escalona, el ‘Almirante Padilla’; la maldición del padre Espejo en la canción ‘Riohacha’, de Lenín Bueno Suárez, terminado con los hechos tristes que conmemoramos el pasado 5 y 6 de diciembre, la masacre de las bananeras que quedaron grabadas para la historia en la canción de Durán Escalona: ‘Las bananeras’.
Todos quedamos de acuerdo en que ojalá nuestras clases de historia hubiesen sido tan amenas.
‘El Cardenal’, por su parte, nos marcó la cronología de las generaciones demográficas con evolución de la música vallenata desde la primera generación o era evolutiva, los 1883 a 1900, la ‘Generación Perdida’, hasta 2000 a 2025 con la ‘Generación Alfa (T)’ o nueva ola, que aún no termina.
En resumen y parafraseando a Fernández Gámez, pasamos por la era social de la Primera Guerra Mundial y postguerra, donde reinó en la música vallenata, lo que él denomina el 3 en 1, un solo hombre tocaba el acordeón, componía las canciones y las cantaba. Aquí Rita reclamó su derecho, porque también ella compuso, tocó el acordeón y cantó. Con toda la razón.
Cuenta está era de autores campesinos, hombres rurales, con poco o ningún nivel de escolaridad, que después de las recogidas de cosecha, o por negocios, salían de correrías y allí se armaban las parrandas, cantándole a las mujeres, a los acontecimientos, a las costumbres, a la naturaleza con un lenguaje costumbrista, ¡la cosa más impactante y hermosa! A ellos les llamamos los primeros juglares que dejaron joyas clásicas de una pureza singular. Aquí encontramos las huellas de ‘Chico’ Sarmiento, Tobías Pumarejo, hasta el gran Alejo Durán y todos los de su época; hasta que aparece en escena Jorge Oñate como voz líder, acompañado de los hermanos López.
Nace una nueva versión del conjunto vallenato y con ella tantas glorias de páginas de oro como Sergio Moya, Máximo Móvil, Carlos Huertas, Leandro Díaz; desde la sabana, Calixto Ochoa y Adolfo Pacheco Anillo, entre muchos que trascendieron a otras generaciones.
Luego conversamos de la generación a la que pertenecemos la mayoría de los que estábamos presentes: las famosas GX y GY de 1965 en adelante, los que disfrutamos de la era gloriosa del vallenato que hacía su migración lingüística a una letra más culta y con el tiempo también, un giro al género y lirico, sin dejar la crónica y la narrativa, solo que ahora con un lenguaje más elevado, gracias al grado de escolaridad de los nuevos compositores.
Dada la influencia de los boleros mexicanos primero, y más delante de las baladas europeas, nacieron canciones en las que predominan los sentimientos. Nace el vallenato lírico romántico.
Nos indicaba el ‘Cardenal’ que “para esta era del vallenato, la mayoría de los autores eran nacidos en el triángulo geográfico poético comprendido entre el Villanueva grande (que incluye La Jagua del Pilar y Urumita), San Juan del Cesar y Patillal (que cubren por supuesto, Cañaverales, El Tablazo y La Junta)”. Sin ser estos los únicos lugares, pero sí los más prolijos. De hecho, el ícono de esa época, es precisamente un valduparense, Gustavo Gutiérrez Cabello; sin duda el padre del romanticismo vallenato.
En ese triángulo encontramos a Octavio Daza, Fredy Molina (Patillal), que marcaron un estilo para que lo siguieran: Rosendo Romero, Mateo Torres, Fernando Meneses, Roberto Calderón, Rafael Manjarrez, Juan Segundo Lagos, entre otros.
Con una versatilidad para navegar también en otras aguas, y viajando en diferentes tiempos encontramos a Hernando Marín Lacouture, Diomedes Díaz y Marciano Martínez.
En la historia más reciente y aún así en tiempos diferentes nos llenaron y aún nos llenan el corazón de lágrimas y suspiros: Aurelio “Yeyo” Núñez, Hernán Urbina Joiro, Jacinto Leonardi Vega y al final del sendero, Luis Aniceto Egurrola. Incluyo sin ser consagrados comercialmente a tres plumas que en mi concepto son de oro, reyes de la canción en el Festival Nacional de compositores de San Juan del Cesar, Luis Mendoza Sierra, Róbinson Montaño y Adrián Villamizar Zapata. Todos hijos de San Juan del Cesar.
Coincido con Rita Fernández, “un buen ser humano será siempre un buen compositor, un mal ser humano jamás lo será… Hay que tener un corazón humilde, sencillo y agradecido que son frutos del amor para ser un buen compositor…” de un corazón lleno salen canciones que se defienden solas y trascienden, conduciendo al autor a la eternidad; como ha pasado con Rita, que ha trascendido en todas estas eras del vallenato y se mantiene clásica, romántica, actual y vigente.
El pasado 5 de diciembre publicó Ivo Díaz en su trabajo discográfico la más reciente creación de Rita: ‘Renace un hombre’, dedicada a Leandro Díaz, ¡una belleza!
Marcaba Ismael una fecha fatídica que puso final a esa era de Oro del Vallenato con altura, el 11 de junio de 1992, “allí se creó un silencio, un vacío que dejaron los compositores clásicos y se les metieron por el patio Fabián Corrales, ‘Pipe’ Peláez, ‘Chiche’ Maestre, Wilfran Castillo, los Hermanos Calderón (Amílcar y Efrén) que son compositores recurrentes, buenos, bien estructurados, pero no alcanzan el nivel”, aseveró.
“De aquí en adelante viene…” intentó decir Ismael para terminar su ponencia sobre desarrollo evolutivo del vallenato y se escuchó una voz fuerte, de gran credibilidad y muy escuchada en el mundo vallenato: “De ahí en adelante vino…” cuando quiso terminar la frase, conociéndolo, varios adivinaron la palabra que seguía y se unieron en coro: ”El desastre”.