En el municipio de Palmito en el departamento de Sucre nace este batallador, perseverante y guerrero incansable de la música vallenata, en el hogar conformado por: Diocelina de Jesús Vital Almanza y Alfredo Enrique Gutiérrez Acosta (oriundo de la Paz, Cesar). Su nacimiento se produjo el 17 de abril del año 1940.
Su historia de pasión y grande amor por el acordeón comenzó a los cuatro años con su papá, que también fue acordeonero, y un profesor llamado José Rodríguez, en 1953, quienes crearon el conjunto Los Pequeños Vallenatos, del cual hacían parte Arnulfo Briceño, autor del himno de Venezuela (‘Ay mi llanura’); Víctor Gutiérrez, arreglista internacional; Alfonso y Ernesto Hernández, Adonaí Díaz, Abel Rodríguez y Carlos Castillo. Con esta agrupación hizo sus primeras grabaciones en Venezuela y en Ecuador. Aún no eran conocidos en Colombia. La muerte de su padre en 1958 dejó un gran vacío en su vida.
En el año 1960, su amigo Calixto Ochoa le presentó a Antonio Fuentes. De esta manera hizo su arribo triunfal a Discos Fuentes. Llegó calzado con abarcas trespuntá. En octubre de ese año grabó ‘Majagual’, de su autoría; ‘La ombligona’, de Calixto Ochoa, y ‘Se salió el toro’, de César Castro. Debido a la gran aceptación de esos temas en diciembre del mismo año, fueron llamados por la disquera Fuentes para una nueva grabación. Entonces llevó al acetato la canción ‘Ana Felicia’ y ‘La paloma guarumera’, que todavía en los actuales días se escucha. El álbum se llamó ‘Alegre Majagual’, primer volumen de la arrolladora agrupación Los Corraleros de Majagual. Salió a la palestra en el año 1961.
En el segundo disco vinieron los temas: ‘Corazón abandonado’ y ‘El pavito’.
En la triunfadora agrupación de Los Corraleros de Majagual, Alfredo se convirtió en el arreglista, vocalista y acordeonero, y la mayoría de los temas pegaron. En 1963 publicaron ‘Festival en Guararé’, de la autoría del panameño Dorindo Cárdenas, y se convirtió en un rotundo éxito.
En la República de Venezuela eran los más escuchados, hubo incluso emisoras con programas que difundían solo canciones de Los Corraleros, y hasta celos por parte del gobierno se presentó, pues temían que esta música colombiana fuera a desplazar a la de la patria de Bolívar.
Otro hit musical en Colombia, Venezuela, Centroamérica, los Estados Unidos y México fue la canción ‘Dos Mujeres’, de la inspiración de Alfredo.
Gutiérrez Vital, a lo largo de su carrera súper exitosa, ha obtenido siete congos de oro. En Alemania se ganó dos concursos como intérprete prolífico del acordeón. La canción ‘El solitario’, en 1994 y 1995, fue reconocida como la más vendida en México con más de un millón de copias, además en Canadá, Estados Unidos y Centroamérica.
Amante del deporte, a esto debe su buen estado físico, fue en su juventud delantero izquierdo de un equipo de fútbol en Sincelejo, también, muy fanático del boxeo y del béisbol.
Homenaje de la Gobernación
Con la develación de una escultura en cera en la Sala de Exposición de la Biblioteca Departamental del Cesar, y el otorgamiento de la Medalla Honor al Mérito Cacique Upar en orden de Caballero, se realizó en Valledupar este merecidísimo homenaje a un hombre que ha entregado toda su vida a realzar el folclor vallenato, una exaltación que la Fundación del Festival de La Leyenda Vallenata no ha realizado, y la que el pueblo exige todos los días. Fue un acto solemne, folclórico, de mucha alegría, y en las que el laureado se sintió feliz, satisfecho y muy contento. Exclamó con emoción: “Por mis venas no corre sangre, sino música, y a partir de hoy, agréguenle felicidad”.
Los aplausos llovieron, el auditorio que estaba repleto de distinguidas personalidades se levantó de sus sillas y por más de 10 minutos aplaudieron a este formidable artífice de la música vallenata. Hubo representación de todos los sectores, incluyendo a iconos y versados conocedores del folclor, el comentario generalizado era que el gobierno del Cesar estaba haciendo justicia con esta figura legendaria del universo vallenato, el que transportó este género a lugares insospechados del mundo.
Alfredo, en persona, fue el encargado de levantar el velo para que todos los presentes pudiéramos apreciar la hermosa figura en cera construida para homenajearlo, la que estará exhibida en el hall de la fama del Centro Cultural y de Convenciones de la Música Vallenata, CCMV.
El escultor y creador de la efigie se llama Edwin Castro, cesarence, quien se inspiró en la carátula del disco ‘El rebelde del acordeón’, grabado por Alfredo Gutiérrez y su conjunto en el año 1985. Con jocosidad, el maestro Alfredo afirmó: “Como diría Pablo López, uy si es que estoy bonito”. Todos reímos a carcajadas. En verdad, fue un acto emocionante, de mucha satisfacción, tanto del agasajado como de los testigos presentes.
También disfrutamos de un interesante y cautivador conversatorio que contó con la presencia de compositores de talla como: Gustavo Gutiérrez Cabello y Rosendo Romero Ospino, panelistas de gran bagaje entre otros: Jaime Pérez Parodi y Julio Oñate Martínez; explicaban sobre el manejo que Alfredo le dio a su grupo, los otros copiaban su estructura, fue la primera persona que contrató dos coristas y se convirtió rápidamente en ocupar el primer lugar, así lo argumentó Jaime Pérez.
Julio, por su parte, explicó que Alfredo Gutiérrez ha reafirmado la fe en nuestra cultura musical, ha hecho que hoy día la palabra vallenato sea sinónimo de admiración, cariño, reconocimiento, no solo en el mundo hispano, sino más allá.
El gobernador del Cesar. Andrés Mesa, cerró el evento condecorando al maestro con la Medalla Honor al Mérito Cacique Upar en Orden Caballero, máxima distinción que otorga el departamento cesarense a personas distinguidas. Alfredo por su parte interpretó dos canciones: “La loba de ceniza’ y ‘Dime por qué’, las cuales disfrutó y aplaudió el público espectador.
Con verdadera emoción y mucho sentimiento, al final del evento Alfredo atinó a decir: “este acto significa que Dios existe, que Dios es intocable; la música es de Dios, no es para pelear, es para armonizar, por eso todo el gremio vallenato debe ser un mensajero de paz, nunca he hablado mal de los que supuestamente no me han querido homenajear, pero como Dios existe, y el pueblo es la voz de Dios, a través del tiempo han reconocido mis méritos, gracias Señor”.