“Dejá que yo sufra y que llore hasta que las flores vuelvan a nacer (bis)”.
Para un hombre como Diomedes Díaz, que nació y se crió igual que ‘Chuto’, en el campo, entendido en los tiempos, esta metonimia que significaba un espacio de tiempo largo, lo atrapó y se le grabó, antes que el resto de la canción, así que aquella tarde del 26 de octubre de 1987, en que ‘Chuto’ fue llevado por el hermano de Délciro Zabaleta a la finca de Fidenciano, después de escuchar ‘Déjame llorar’, ‘Chuto’ interpretó varias canciones más, pero Diomedes se enamoró del disco de las flores.
“Me sentó al lado de él, no me dejaba mové de ahí, cantaba él y me ponía a cantá a mí, Yo cantaba otra y me decía ‘cánteme el de las flores, cánteme el de las flores’, le cante como 10 veces esa canción esa noche. Se paró y dijo: ‘Esta canción es bonita compadre ‘Juancho’ y le prometo que es la primera canción que escojo pa’ mi Long Play’, Yo pensé que eran borracheras, pero tenía la ilusión”.
“¿Sabei que dijo? Diomedes tenía voz de profeta: ‘Y esta canción van a vení aquí a Badillo a buscarla, mañana, pasado mañana vienen aquí a buscá esta canción, ¿sabe por qué? porque me gustó a mí’, dijo palmeándose el pecho y así fue”.
“Allá fueron ‘Beto’ Zabaleta, Oñate, atrás de la canción; pero yo fui obediente a lo de Diomedes, porque él me dijo: ‘guárdame esa canción, que yo se la voy a grabá’, y yo le veía la sinceridad. Cuando eso uno iba adónde Diomedes en Los Cortijos y lo encontraba ahí senta’o en la terraza. Se ponía a hablá con uno, a echá chistes y me decía: ‘Oíga primo, le voy a grabá la canción ¿oyó?’. Imagínate, eso fue en octubre y Diomedes grababa en mayo, esa desesperación mía. Eso sí, cada vez que daban la lista de las canciones nombraban la mía, la nombraban de último, pero la nombraban”.
Nos reímos al recordar a Isaac León, Jaime Pérez Parodi, Roger Vergel, intrigados. ‘Un compositor nuevo’, decía Isaac León. ‘¿Quién es ese Roger?’, preguntaba Isaac”. Nos reímos de nuevo.
“Cuando salió la canción vea, ahí sí me emocioné arajoooo, eso fue un martes, no pude bebé mucho por el colegio, pero llegó el viernes,. Fueron tres días bebiendo”.
Reinaldo ”El Chuto” Díaz, un muchacho escuálido, de mediana estatura, humilde, al que la fama no le ha convertido en Super Star, que conserva la sencillez con la que lo conocí desde que inició el Festival de la Pastilla, en 1987, en La Peña, donde nos deleitaba con sus canciones bonitas.
Le pregunté: ¿Esa fue la primera canción que te grabaron, cierto? Y me sacó de la duda. “Antes me grabaron Mauro Milian y ‘El Papi’ Díaz, pero no pasó nada. Además que ‘El Papi’ se llama Reinaldo Díaz, igual que yo, y la gente pensaba que era de él. ’Ñerda’, me toca diferenciá, dije yo. Cuando estaba grabando Diomedes yo llamaba todos los días a la Sony pa’ que colocaran ‘Chuto’”. Nos reinos, yo de imaginar y él de recordar.
¿Cuántas te grabó Diomedes?. “Diomedes me alcanzó a grabar cinco: ‘Eras mi vida’, esa que dice: ‘Como la lluvia serena que hasta ayer mojaba lo más profundo de mi ser’”. Cantaba para que supiéramos de cuál hablaba, sin saber que es para mí una de las canciones que mejor refleja su esencia rural, como la mía, lo que nos identifica, se lo deje saber.
“Sí, en los cultivos de arroz empecé yo a componer. Yo crecí en la cultura del arroz, la siembra el riego, la cosecha, nuestra esencia”, dijo y siguió hablando de las canciones que le grabó ‘El Coloso’, como lo bautizó Luis Mendoza.
“Me grabó ‘Cuando no estás tú’, que la grabó en la cárcel con Juan Mario De la Espriella. ‘No hay noche que no sueñe contigo porque sigo amándote’…” Volvió a cantar.
“Después grabó con Franco ‘Cuando falte yo’. ‘Que harás tú cuando falte yo, que haré yo cuando faltes tu’. La última fue ‘El amor que yo soñé’, que la grabó con Iván Zuleta…’Yo quisiera interrumpir tu sueño una madrugada y llevarte mi canto al oído como lo soñé… en mis noches calladas y largas, en silencio me pongo a pensar, qué bonito sería que escaparas para irte a buscar’..” seguía cantando cada una de sus obras.
“Lástima que Diomedes murió muy joven. Esas son las canciones que más le piden a uno en las presentaciones”, dijo con tono nostálgico.
La primera que te grabaron, ‘Yo la quiero’, ¿a quién se la hiciste? ‘¿Quién fue el que te vino a lastimá el corazón (bis), que vino a decir cosas que en verdad nos son. Enamorado está y a mi quiere es tacharme’. Respondió: “Esa se la hice a Yari cuando estaba enamora’o de ella. Yo me venía pa’ el Alto, en la noche con los amigos, con la guitarrita en el hombro, a pie, por la trocha, pasando el río, enamora’o, a serenatiala. A veces terminaba la serenata y salía la suegra: ‘Muy bonita la serenata, pero Yari no vino este fin de semana’, ‘ñerdaa’, me pegaba yo esa decepción y pa’ Badillo otra ve’ a pie, chapaleando agua”.
¿Y cuál más le compusiste a Yari?, me intrigaba.
“A Yarima, casi todas, esa que dice ‘Hoy vuelvo a enamorarme de ti, así soy feliz’, parece mentira. Un poco”.
¿Y todavía compones, ‘Chuto’? inquirí.
“Uuuuuuffffff,Yo digo que la camada de compositores de mi estilo que somos contemporáneos hemos queda’o huérfanos, no tenemos quien nos intérprete, se murió Diomedes, murió Oñate, Zuleta no graba, Zabaleta no graba, Silvio no graba, Villazón graba de vez en cuando y estos pelaos oyen la canción, le dicen a uno ‘oíga compadre, esa canción tan bonita, qué tal pan pín, pan, esa la voy a grabá yo, qué belleza, y pura mentira, terminan grabando el mismo pirrín pinpín pirrín pinpín pirrín pinpín”.
La realidad de ‘Chuto’ es la misma de los grandes autores con obras magistrales silenciadas por el ruido cacofónico sin sentimiento que no entraña poesía, arte, valor. Escribiré sobre el asunto en otro espacio. Hoy rindo homenaje al amigo de mi juventud que tiene la agenda copada de presentaciones, porque el público sí quiere escuchar, cantar, bailar, disfrutar el vallenato tradicional que Reinaldo “El Chuto” Díaz representa.