Gerardo Toro Aguilar es un típico riohachero que no se pierde un 2 de febrero. Llegada la fecha se viste de entero como lo hacía su papá cuando lo llevaba de niño a la catedral, donde se celebra la fiesta de la Virgen Nuestra Señora de los Remedios, cariñosamente, ‘La Vieja Mello’.
Es hijo de una reconocida familia tradicional que le demuestra su fe a la patrona de la ciudad, por eso goza de la fiesta y muestra su elegancia desde muy temprano para recibir la vela, recorrer la plaza Padilla con la imagen de la virgen y asistir a la misa mayor que este año preside el nuncio apostólico Luis Mariano Montemayor.
Gerardo no se guarda nada cuando se trata de Riohacha, la ciudad que lo vio nacer y que ama y no permite por nada que nadie se la insulte.
Por estos días de novena, los feligreses se prepararon para participar de la celebración del 2 de febrero, pero también se escucharon las voces de preocupación por la presencia de reconocidos líderes políticos y candidatos que con los años se han apoderado de la fiesta de ‘La Vieja Mello’.
“Queremos que la Virgen de los Remedios sea siempre la protagonista, que sea siempre ella la que brille, y el pueblo y nosotros los riohacheros que la sentimos nuestra, como nuestra madre, que así lo entienda el resto de la gente”, expresó Gerardo, luego de participar de una de las novenas.
Y fue más allá: “Hoy estamos todos unidos alrededor de nuestra virgen, y lo que queremos es que los que vengan de afuera, los que estén habitando aquí sepan que somos gente buena, gente noble, amable, quien tiene de amigo a un riohachero tiene un tesoro y esas son las obras grandes y los milagros que hace nuestra Virgen de los Remedios, nuestra santa patrona”.
Expresa Gerardo que la fiesta de la virgen propicia que se fortalezcan los lazos de amistad, y la unidad familiar, además revive el sentimiento del ser riohachero, que no es solamente un punto geográfico, es un sentimiento, es una pasión.
Los cambios

Para el abogado Gerardo Toro es claro que la celebración ha cambiado con los años, y recuerda con cierto dejo de nostalgia esos tiempos cuando llegaba al parque acompañado de su papá, Lácides Toro, de su mamá Lourdes Aguilar (qepd) y su hermana Sara.
“Ciertas cosas han cambiado, cuando yo estaba niño mi madre me traía junto con mi hermana y mi papá siempre llegaba al Parque Padilla y nos sentíamos tan importantes que entrábamos como Pedro por su casa por nuestra iglesia, por nuestra catedral”, dijo.
Refirió que “el encuentro con los amigos y la familia era emocionante, luego que terminaba la misa nosotros nos reuníamos, nos encontrábamos con los primos que vivían afuera y estaban aquí, los padres, la familia, todos se abrazaban. Las fiestas eran en las casas, eran fiestas de salones con música de viento, había mucha euforia y alegría, todo dentro del marco del respeto y la consideración porque entre otras cosas, era una fiesta de guardar. No era un derroche popular ni extravagancias en las calles como de pronto hoy lo vemos, que hemos reducido un poco el fervor y la pasión por nuestra virgen a convertirlo de pronto en un festival mundano”.
Agregó que todo tiene su espacio, y que para esas grandes parrandas hay escenario, pero no se debe desdibujar nunca el propósito que une el fervor a la virgen, siempre rodeado de familias y abrazarse como riohachero.
Reiteró que de un momento a otro los feligreses empezaron a sentir ciertos cambios como cuando llegan los presidentes y los de seguridad colocan unos cordones de seguridad que obstaculizan el acceso del riohachero que siempre está aquí, que está visitando la ciudad.
“Es importante que se logre entender que esta fiesta es de los riohacheros y que el raizal tiene que sentirse empoderado de esta fiesta, y no podemos, de pronto, pasar a un segundo plano”, dijo.
Precisó que los políticos son bienvenidos, pero también deben ser las personas que sirvan como público para que vean cómo es el fervor y la pasión y la devoción de nuestra santa patrona.
Gerardo Toro Aguilar también inculcó en sus hijos Gerardo Andrés, Alejandro Miguel y Laura el respeto por ‘La Vieja Mello’. Con ellos y su esposa Milena Anaya Santos cumple la cita anual de cada 2 de febrero.