El 5 de marzo de la presente vigencia se adelantará asamblea ordinaria para elegir consejo directivo de la Fundación Festival Cuna de Acordeones en Villanueva La Guajira, esta verbena se celebra en el mes de septiembre y se caracteriza por el fervor de actos culturales, aires musicales vallenatas, costumbres, artistas y múltiples personas que nos convoca de todo el país a gozar las festividades con identidad a pueblo y de gustar las comidas criollas de la región Caribe.
En efecto, el Festival fue declarado ‘Patrimonio Cultural y Artístico de la Nación’, mediante la Ley 1052 de 2006. Por eso, es deber patriótico apoyar o rechazar con mesura y objetividad de quienes aspiren a ocupar la presidencia de esta dignidad patrimonial.
En calidad de asociado tengo conocimiento de dos aspirantes, el abogado Raúl Hernández Maestre y el folclorista Javier Socarrás, campañas que unen esfuerzos, estrategias de acercamientos con folclorista de la región y personalidades públicas de orden nacional para fortalecer con ahí con una dupla vencedora.
El nuevo presidente del Cuna de Acordeones debe ser una persona integral con perfil gerencial y experticia relacionista público en el país para afianzar recursos económicos, generar valor agregado a su propuesta cultural a corto plazo con criterio sostenible.
Considero, los aspirantes, gozan de presunción de buena fe ante la Constitución Política. Respetuosamente sin herir susceptibilidad, ningún aspirante debe tener indicios ni investigaciones de corrupción en trámite público privado, actuaciones reprochables del pasado que pongan en riesgo el decoro de la fundación y el status de reconocimiento por ser “patrimonio cultural y artístico de la nación”.
Oportuno advertir a los asambleístas, antes de la votación la junta directiva saliente deberá publicar y dejar constancia bajo la gravedad del juramento la consulta de antecedentes de toda índole que garantice un debido proceso y el derecho a la igualdad de participación. Deben presentar el estado contable y financiero a los asociados.
A los preceptos constitucionales y normativos les impera prevención del daño antijurídico por la administración de dineros públicos privados aparatándose de ideologías complacientes.
Invoco un pensamiento inmortal por el célebre Gabriel García Márquez, “(…) todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie puede decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras, sea cierto el amor y sea posible la felicidad y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.
Esta utopía es constructiva, la fundación tiene que apostarle a una gerencia con eficacia, resultados, gestionar recursos y se convierta en autosostenibilidad para proyectos de inversiones. Esas transferencias y donaciones en dineros y bienes tangibles tienen que obedecer al fin cultural, promover, formar y crear emprendimientossin olvidar la finalidad de la organización sin ánimo de lucro.
La fundación requiere mejorar instalaciones y el funcionamiento permanente con principios básicos de administración. No repetir lamentables hechos de administraciones anteriores.
Corolario, es la sensatez de estar educado para ejercer el derecho al voto en una asamblea ordinaria, garantizar el pensamiento crítico, coherente y adherirse al proyecto cultural más viable y sostenible. El desafío es construir y derrotar el fantasma que ha fracturado intereses de aquel que participa en todo y no genera valor agregado al patrimonio.