Por Humberto Frías
Así como los animales necesitan que se protejan las selvas y otros entornos silvestres para sobrevivir, los seres humanos necesitan espacios que propicien nuestra salud física y espiritual. Lo anterior significa que, en nuestros municipios se debe disponer de espacios peatonales abundantes, amplios y de calidad, es decir, andenes y muchos parques, amplios y bien mantenidos, sitios públicos extensos, bien iluminados, de fácil acceso, señalizados, arborizados y con una implementación adecuada, y libre de cualquier tipo de invasión. Esta necesidad se constituye en uno de los elementos significativos para mejorar la calidad de vida de los municipios de La Guajira en los próximos años y uno de los grandes retos de los mandatarios locales, lógicamente, con la colaboración de empresarios, propietarios de vehículos, comerciantes y la ciudadanía en general. Recordando siempre que el espacio público se ha creado y utilizado como el lugar de la asamblea, del mercado, la fiesta, la justicia, del teatro, del trabajo, del juego, del encuentro, la conversación, la religión, del carnaval y de la música.
La abundancia de parques, plazas, alamedas, ciclorrutas y andenes en buen estado, dignifican la vida en la ciudad, generando seguridad y confianza entre los habitantes, facilitando el diálogo y una convivencia armónica. A través de la generación de espacios públicos, los ciudadanos tendrían un sentido de pertenencia por su municipio, lo cual permitiría que se comprometieran activamente con su desarrollo económico y social.
Por lo anterior, es que la gestión pública para la preservación, recuperación y ampliación de las áreas del municipio, a las cuales todos tienen acceso y derecho, deben incluir su relación con la valorización de los predios privados. Teniendo aquí un gran problema del espacio público en nuestros municipios y es la invasión de los predios, lo cual afecta gravemente la calidad de vida y el bienestar de la población, especialmente de los más pobres, quienes no cuentan con recursos para adquirir los bienes, para así, satisfacer sus necesidades básicas de recreación, movilización y socialización.
Esta problemática se ha convertido en una gran dificultad para la administración pública, en lo relacionado con la gestión de la regulación del espacio público, ya que, de acuerdo con el ordenamiento institucional colombiano, les corresponde a los gobiernos locales atender la generación, uso y aprovechamiento económico del espacio público.
Es de anotar que, existen vacíos reglamentarios y controversias en la norma, que dificultan poner en marcha los procesos de recuperación del espacio público y los mandatarios locales consideran que es una medida antipopular desalojar a los invasores, sin ofrecerles una oportunidad sustitutiva para su trabajo o ingreso. Adicionalmente, en la mayoría de los municipios no existe un inventario actualizado, que sirva de soporte para demostrar la propiedad pública de los espacios. Además, existe otra situación y es la cultura ciudadana que contrasta con la gestión institucional, pues, hay quienes creen que lo público es de todos y más de quien lo necesite.
Lo anterior, demanda estrategias integrales, que incluyan medidas de corto y mediano plazo, para lograr cambiar esos paradigmas y estereotipos. Cabe recordar que anteriormente en las poblaciones era común observar, la construcción de vías sin andenes, menos con ciclorrutas y a duras penas arborizadas.
La zona céntrica de la cabecera municipal quedó sometida a la circulación vehicular. Otra situación recurrente ha sido los cerramientos ilegales de calles y zonas verdes, por parte de particulares que restringen el paso a grupos de peatones. Las ventas ambulantes y estacionarias se constituyen en el más difícil problema que ha excedido la capacidad de respuesta de las administraciones locales al proceso de recuperación del espacio público, presentando conflictos con las personas que se apegan a las normas que protegen el derecho al trabajo.
Esta complicación, genera en la gestión pública la imposibilidad de recuperación del espacio público con mecanismos efectivos para evitar invasiones futuras. Tampoco se debe desconocer las posibilidades de ocupación y aprovechamiento económico temporal que se generarían, lógicamente teniendo en cuenta las reglamentaciones y procedimientos claros y necesarios. Hay que recordar también, que la inadecuada disposición de basura a cielo abierto en espacios públicos, así sea temporalmente, es otro problema de invasión y que requiere gran atención de parte de las administraciones locales. Por todo lo que, se necesita un adecuado sistema de información y administración de los bienes que conforman el espacio público de cada municipio, para emprender el ejercicio de la soberanía hasta iniciar el proceso de recuperación de los mismos.