En estos días de reposo vemos la gran timidez con que la Contraloría General del departamento de La Guajira hace preguntas a los entes municipales sobre el impuesto de alumbrado público en cada uno de los 15 municipios del Departamento, pareciese que todavía esperan un milagro y que los estatutos tributarios de estos municipios de la noche a la mañana fuesen actualizados y cobraran a los contribuyentes municipales lo justo y con conocimiento claro e institucionalizado de los costos que se incurren por la prestación del servicio de alumbrado público y su posterior liquidación como impuesto.
Uno de los grandes robos que le hacen al pueblo guajiro está en el cobro del impuesto de alumbrado público y la descabellada forma de la liquidación del mismo por medio de la empresa comercializadora del servicio de energía eléctrica, los alcaldes y sus secretarios de Hacienda regularmente no hacen la liquidación que les obliga la ley, estos secretarios dejan en manos del comercializador de turno la liquidación del impuesto por método liquidación del consumo, pero hay que resaltar que la resolución CREG 122 del 2011, regula los lineamientos fijados por la Ley 1386 del 2010. “Por lo cual se prohíbe que las autoridades territoriales deleguen, a cualquier título, la administración de los diferentes tributos a particulares y se dictan otras disposiciones”.
Hoy vemos que la nueva empresa comercializadora Aire tiene la facultad de liquidar el impuesto de alumbrado público de los municipios y que solo le pasan un papel de un folio donde le dicen a los alcaldes y secretarios de Hacienda; facturamos $200 millones, recaudamos $150 millones, nos mochamos por derecha por suministro de energía a las luminarias que componen el sistema de alumbrado público local $71 millones y el resto (remanente) lo giramos a una fiducia que tiene sede en Cali, todos firman, todos aprueban y el ciudadano común no sabe el porqué usuarios como el Hospital San José de Maicao le son facturados más de $10 millones mensuales por concepto del tributo de alumbrado público sin siquiera conocer cuáles son los costos que se incurren por la prestación del servicio, así estamos y así lo acepta la Contraloría General del departamento de La Guajira.
Los usuarios por ley tienen el derecho a conocer los costos en que incurre los municipios por la prestación del servicio de alumbrado público y su base de liquidación como tributo, tan así es, que debe estar colgada en la página digital de cada Secretaría de Hacienda dispuesta para que cada consultor pueda tener fácil acceso a ella y verificar si en la liquidación del impuesto le están cobrando lo justo, pero eso sería lo ideal en un país civilizado, no en el tercermundista Colombia.
Ahora lo que esperamos es una embestida desproporcionada de la Contraloría contra todos los alcaldes por un error donde han caído hasta ellos, puede pasar como el caso del alcalde de Albania, Pablo Parra, que solicitó se investigara la liquidación del subsidio de Apsb y la Contraloría encontró el hallazgo denunciado por más de $220 millones y el que casi termina sancionado es él por parte de un ente que debe garantizar la buena utilización de los recursos del erario y sancionar al que se los pretenda robar.
Es tan grande el desconocimiento en este tema, que un informe sobre una alcaldía en particular, me fue solicitado por una empresa concesionaria para analizarla y ver en qué se incurría por la mala liquidación del tributo de alumbrado público, Dios quiera y el contralor reconozca que en este bello Departamento, todos estamos casi ciegos por la ignorancia de temas de interés público y que los tuertos y embelecos vienen del nivel central Colombiano.
“Contra viento y pandemia” se celebró el Décimo Festival para Cinéfagos en la Frontera, festival binacional de cine arte en la frontera colombo-venezolana, realizado en las ciudades de San Cristóbal, Venezuela y en San José de Cúcuta, Colombia, siendo así un evento pionero en la reactivación de las actividades sociales y económicas del sector cultura. Los asistentes presenciales y virtuales del evento vivieron una experiencia con 51 filmes de diferentes categorías, los cuales algunos fueron destacados en una jornada de premiación, además de contar con talleres, performance, concursos y foros. Todo esto con relevancia internacional.
Primera vez en la frontera colombo-venezolana
Aunque el festival tiene una historia que inicia en el 2010 con la Fundación Bordes como organizadora, no fue hasta el presente año que pudo realizarse por primera vez en Cúcuta, pues, miembros del equipo organizador quedaron atrapados en Colombia luego del cierre de la frontera el 13 de marzo, debido al Decreto 402 del 2020. Aún así, apoyados virtualmente por colegas de la Fundación Bordes y también por organizaciones y artistas colombianos se logró ejecutar del 21 al 26 de septiembre un evento que, debido a las circunstancias epidemiológicas actuales no tiene precedentes.
Algunas organizaciones colaboradoras que están comprometidas con el proceso de reactivación del sector cultura, con la bandera del cine en esta ocasión, fueron la Fundación Humanitaria Vive Cúcuta, Cine Club de la Universidad de los Andes Táchira, Cine Túur Cúcuta, Bordes Galería Café y Productora Audiovisual para Cinéfagos.
Cinéfagos tragando cine binacional e internacional
Los asistentes o “cinéfagos” (como lo denominaron sus organizadores) llegaron a tragar diversidad de sabores en filmes provenientes de Asia, Europa y claramente una cuota de América Latina y del Norte. Estas producciones fueron sometidas a concurso bajo el concepto de los jurados Carlos Caridad, Inti Torres y Maurizio Liberatosciolli, que dieron como ganadores de las siguientes categorías a: Mejor cortometraje de ficción, The Passport, por Bavali (Irán); mejor dirección de arte, Maiden, por Aghakhani y Saeedi (Irán); mejor sonido, Horroscope, por Diggler (España); mejor cortometraje nacional venezolano, Qué hago yo aquí, por Maríalejandra Martín; mejor documental, Proxima paragem, por Florence Weyne (Portugal); mejor vídeo musical, breadcrumbs, por Jan Eilhardt (Alemania y Grecia); mejor vídeo arte, Port lands, por Zachary Finkelstein (Canadá); mejor vídeo danza y mejor música original, 4, por Mariana Palacios y Adrián del Arroyo; y mejor cortometraje, Riviera, por Jonas Schloesing (Francia). Hay que decir que se tuvo en cuenta el concepto del equipo organizador y del público: Premio Bordes, Shapes and sizes, por Pamela Falkenberg (USA); y premio del público, Panic Attack!, por Eileen O’Meara (USA).
Fuera del cine, el festival cinéfagos en la frontera no solo ofreció a sus asistentes una serie de películas sino también talleres de Stop motion, a la cabeza Josué Jaramillo; ponencias con estudios sobre la emoción, el análisis fílmico del documental de creación, llevadas a cabo por los jurados mencionados en el párrafo anterior; foros, destacándose el Observatorio de Asuntos de Género del Norte de Santander, presentado por Gabriela Chacón, quien articuló su charla con Carne, un documental animado realizado por Camila Kater (Brasil) presentado como muestra especial en el festival; y presentaciones de vídeo danza, tomando el protagonismo las artistas Liz Pérez y Atenea.
Reactivación cultural pionera
Para cerrar se destaca que este festival es pionero en la región por ser el primer festival binacional de cine arte que se realiza de forma virtual y presencial (para cumplir con las respectivas medidas de bioseguridad), con sede en Cúcuta y San Cristóbal, y teniendo aún la amenaza latente de una pandemia, dejando consigo dos llamados de atención: a los artistas y gestores culturales locales e internacionales, el Covid no puede ser ya un impedimento para realizar eventos de manera colaborativa en pos de la reactivación del sector cultura y su fortalecimiento local, nacional, binacional e internacional; y a las capitales de ambas repúblicas, es necesario virar sus miradas hacia las fronteras para comenzar a tener procesos de desarrollo territoriales que mantengan como constante la “binacionalidad” como influencia cultural en una frontera, y más en una tan particular como la colombo-venezolana.
Para más información del evento, visítese el sitio web de la Fundación Bordes, www. bordes.com.ve, y sus redes sociales en Facebook e Instagram.