Recientemente el gobernador Nemesio Roys y la Consejera Presidencial para la Regiones, Ana María Palau, anunciaron la visita del presidente Iván Duque a La Guajira en el mes de noviembre con el propósito de inaugurar algunas obras y hacer el anuncio de nuevas inversiones para el Departamento.
Este es un espacio valioso que los alcaldes, líderes políticos y comunitarios no pueden desaprovechar. Si comparamos la inversión que en los últimos años ha realizado el Gobierno en La Guajira con la de los otros departamentos del Caribe, aún hay una deuda histórica enorme con esta tierra.
Recientemente, en la aprobación del Presupuesto General de la Nación 2021, vimos como La Guajira fue uno de los departamentos de la región al que menos le asignaron recursos.
Como guajiros hemos fallado, nos ha faltado articulación territorial para estructurar un diálogo Región-Nación donde se logre la gestión de grandes obras e inversiones para apalancar el desarrollo social y económico.
Hoy el Departamento ocupa los últimos lugares en los indicadores de pobreza, competitividad y desempeño institucional y no se vislumbran más que esfuerzos individuales y focalizados, que al final, muy poco impactan en el mejoramiento.
El panorama es desolador. Por ejemplo, Riohacha presenta una pobreza monetaria superior a la de 2012. Los efectos de la inestabilidad institucional del periodo 2016-2019 y la baja competitividad de la ciudad han estancado el desarrollo y condiciones de vida de los habitantes. A simple vista, vemos una ciudad con múltiples potencialidades, pero acabada.
Este tipo de espacios con el Gobierno son para priorizar inversiones que impacten municipios o subregiones del Departamento.
La Guajira está urgida de una unión exitosa y coordinada de fuerzas vivas con la Nación, con el fin de concertar estrategias que permitan enfilar recursos y esfuerzos para unos pocos, pero impactantes proyectos que se conviertan en bastones de desarrollo humano y económico.
No desaprovechemos la oportunidad con discursos tratando de convencer al presidente y ministros del municipio en el que se deben realizar las inversiones, ni mucho menos que sea la oportunidad para protagonismos políticos y electorales por mostrar en redes sociales y medios de comunicación quien le “canta la tabla” al presidente o quien es el que mejor relación tiene con el Gobierno nacional.
Hay una necesidad urgente de superar el cortoplacismo y el individualismo que no nos ha permitido avanzar y emprender otro rumbo.