Hablar de la adolescencia del indígena wayuú es algo que merece total cuidado y análisis, ya que en los procesos internos de las rancherías es diferente a la del alijuna (no indígena). Esta etapa no es tan relevante en cuanto a que la joven tenga que vivirla como preparación a la adultez en un largo periodo, como es el caso de otras culturas, de lo contrario, para el wayuú la joven, majayut o adolescente debe reforzar el aprendizaje de labores domésticas en unos cuantos meses y de una, por decisión de sus tíos maternos, quienes además le seleccionan el esposos y quienes la entregan con o sin su consentimiento; y en el caso del hombre, ya participa en la decisiones tradicionales junto a los mayores. A diferencia de otras culturas, los adolecentes no viven etapas de noviazgo, estudios y otras experiencias propias de la misma.
La adolescencia inicia en el joven wayuú al desarrollo de la joven y ahí mismo termina, ya que también es el inicio de la adultez y la vida en familia para el wayuú.
Se ha discutido este caso, ya que a pesar de ser algo cultural, con la inmersión de la cultura alijuna donde existe mestizaje y ya muchos wayuú se han preparado, se desea buscar un cambio a la concepción de que se debería permitir, que los wayuú que permanecen en ranchería quemen su etapa, ya que se vulnera ese proceso de desarrollo del ser, la esencia misma poder tomar y asumir decisiones sin negarse a ser orientada u orientado, pero en su debido tiempo por los tíos maternos.
Se cree que se ha venido vulnerado en el adolescente wayuú derechos que no están contemplados y que son normales en su usos y costumbres, pero como ser humano el reconocimiento de permitir vivir satisfactoriamente la etapa de la adolescencia que sin duda es un tránsito por el que debe pasar en un tiempo estimado y que le permita tener distintas experiencias que lo lleven a múltiples aprendizajes que lo harán un adulto responsable y capaz de asumir culturalmente la riqueza sociocultural.
Para dejar este tema más claro, quiero que lean un caso similar a uno de los tantos que suceden en algunas rancherías.
Resulta que en una ranchería vivía una niña de 12 años que recién sea había desarrollado, ella que antes jugaba y soñaba en seguir los pasos de su abuela, pero con lo que no contaba era que ya sus tíos la habían casado con un hombre de 48 años, quien se enamoró de su ternura y quien ofrendó collares, chivos y vacas por ser su esposo, todos en la familia estaban de acuerdo, menos Aipia, quien pensó que ese desarrollo le iba a permitir crecer y seguir aprendiendo más cosas. Pero no, para su familia ya estaba preparada para asumir hogar, realmente a ella se le salía de las manos tomar decisiones y según la tradición, ella no siente y no piensa, solo debe asumir la situación como adulta.
En este caso, igual que la protagonista de mi novela ‘Teichon’, no se les permite o no existe para ellas la adolescencia de niña, pasan a asumir la adultez.
Por tanto, las mujeres wayuú capacitadas en este siglo XXI asumen retos en contra del machismo que ha venido gobernado la cultura wayuú durante siglo y la búsqueda de la igualdad de condiciones donde se le permita asumir etapas y roles que solo la mujer sabría qué hacer y cómo asumirlos.