Samira es una emotiva cocinera que encontró en la pandemia la excusa perfecta para armar su propio emprendimiento. ‘Una buena receta’, empezó a brindar cada domingo y festivo. Todo nació cuando decidió ofrecer un mote de queso que subió en su Instagram personal, ese día lo vendió todo y partir de ese momento empezó su travesía por la cocina.
Su historia se remonta a sus años de trabajo en la ciudad de Bogotá, donde estudió Administración de Negocios, allí se radicó, y nació su hijo Samir. Durante cuatro años trabajó en la red de hospitales del suroccidente, pero las distancias no le permitían disfrutar de su pequeño, razón por la cual se regresó a Riohacha.
En la ciudad donde nació, y con título profesional y experiencia en mano, no logró conseguir trabajo, lo que coincidió con el inicio de la pandemia, y la necesidad entonces de mirar a su alrededor para encontrar ese algo que siempre era como un sueño aplazado.
Su casa ubicada en uno de esos barrios acogedores como el San Rafael, la motivó para iniciar un negocio pequeño de comida rápida, por aquello de que –como ella misma lo expresa– siempre fue de la cocina más no dedicada a la cocina.
Investigó y logró realizar un curso de manipulación de alimentos porque debía tener algún conocimiento para poder brindar su producto, lo que la llevó a estudiar cocina en el Sena de Riohacha.
“Más que ser una cocinera, necesitaba montar algo propio para ser mi propio jefe y para aportarle algo a la sociedad”, lo refirió muy convencida de su emprendimiento que está dando de qué hablar.
El objetivo de Samira va más allá, ahora le está apostando a montar un restaurante gourmet, para generar empleo y mostrar sus propias técnicas de cocina y culinaria.
Su proyecto
Cuando llegó la pandemia su proyecto gourmet quedó aplazado, pero encontró en su esposo Cristian Vengoechea, y sus hermanos la motivación para hacer cocina en casa. “Los platos quedaban exquisitos y comenzó un día haciendo una publicidad casera sobre el mote de queso, todo lo vendió y se lo pedían”.
Samira cocinaba todos los domingos y feriados, variando la receta. Así inició su servicio a domicilio, el que aún sigue prestando a una clientela que aumenta día a día.
En medio de sus pensamientos, se le ocurrió ofrecer ir a cocinar a las casas de las personas porque por la pandemia no iban a restaurantes, así nació chef en casa
“Iba con un ayudante y les ofrecía una carta que anteriormente ellos escogían los platos, yo los llevaba precocinados y allá los ensamblaba, servía a las personas en su casa como si estuviera en un restaurante”, dijo. Lo califica como una experiencia exitosa, también ofrece banquetes, y es la muestra de cómo está creciendo el negocio.
Actualmente está trabajando en un proyecto que presentará al Fondo Emprender del Sena, para obtener beneficios y montar un restaurante en su casa.
“Quiero ofrecerle al público mis platos en una mesa servida, estilo bufet donde pueda el cliente escoger lo que le parezca, y quiera comer una buena receta a un precio que se le acomode”, manifestó con esa alegría que la caracteriza.
En medio del alegre diálogo, contó que lo de la ‘buena receta’, se lo debe a su profesor y mentor José Luis Cotes, a quien cariñosamente todos conocen como ‘Mantequilla’, con quien trabajó unos meses en su restaurante tratando de llenarse de todos los sabores de Riohacha y La Guajira, puesto que él es investigador de la cocina de la península.
“Era mi instructor de clase, un día nos puso una película donde hablaba de un chef que se fue a otro país y regresó a su tierra natal para hacer las mejores recetas, me identifiqué con él porque siempre repetía: hay que hacer una buena receta inténtelo, y así comencé yo intentando, dando a probar, me desfinanciaba al perder tantos platos, pero llegó el momento que mi recetas empezaban a quedarme estandarizadas”, contó.
Actualmente, Samira ofrece un menú disponible de miércoles a domingo, con cuatro platos pero semanalmente abre uno especial.
“Me llaman y me preguntan y aquí siempre tienen a una cocinera que está dispuesta a llenarle sus expectativas, cómo hice, que estoy haciendo siempre trato de comunicarme por mis redes sociales, trato lo más posible de mantenerlos informados de lo que estoy haciendo”, refirió.
Su herencia viene de su mamá Cándida Gómez de Cuello, la esposa del célebre profesor Orlando Cuello. Su abuela Carmen Sofía Cotes, cocinaba exquisito y le gustaba prepararles la comida a los indígenas kogui en la Sierra Nevada, además elaboraba unos deliciosos panes. Recuerda que a su hermano Elkin, también le gusta cocinar.
Doña Cándida, además de aconsejar a su hija Samira, es su mejor crítica, y de ella aprendió la perseverancia en la cocina. “Mi mamá cocinaba hasta sin ver, yo automáticamente abro los ojos y voy para la cocina”.
Dice Samira que ella le cocinaba a sus hermanos, siempre estuvo en la cocina sir darse cuenta.
Su valor más preciado además de su familia, es ser cocinera, y para nada le disgusta que la llamen de esa manera. “Me gusta que me enseñen, que me hagan sugerencias, que me digan si algo no les gusta me reivindicó la próxima vez vivo, aprendiendo”.
Samira, es hoy un ejemplo de perseverancia, y muy seguramente la ciudad de Riohacha estará disfrutando muy pronto de su ‘Buena receta’.