Las comunidades en la búsqueda y procura de su propio desarrollo, deben estar siempre preparadas y en capacidad de pasar en épocas de emergencia como la actual, de lo crítico a la esperanza y a las realizaciones, como parte de su propia como obligada reflexión pública, a efecto que su hacer, contenido y responsabilidad no pasen desapercibidos en los núcleos poblacionales más sensibles de la sociedad, por cuanto refieren las comunidades un modelo sociológico de la mayor importancia y son a su vez un conjunto de interacciones como de comportamientos humanos que tienen un sentido y expectaciones muchas entre sus miembros que soportan sus acciones en esperanzas, valores, creencias y significados compartidos entre personas.
De ahí que todo desarrollo comunitario deba estar ligado siempre y estrechamente a la participación en todos sus aspectos, nacer como fundamento de apoyo solidario e institucional, estar siempre dispuesto a contribuir a los ajustes que sean necesarios y a propósitos articulados a reinterpretaciones, nuevos contenidos y prácticas más afortunadas en provecho de superiores acciones sociales donde importante sea el protagonismo comunitario. Es superar su realidad social, ir tras ajustes estructurales como producto de un más eficiente desarrollo económico, armónico y participativo que apunte a fortalecer la calidad de vida de sus pobladores en sus aspectos comunitarios, asociativo y cultural.
Se trata en esto, de emprender el necesario compromiso de reajustar desequilibrios y construir un presente comunitario más satisfactorio, rico y creativo. Luchar para ser como comunidad, protagonista indiscutible de su propio proceso de desarrollo, donde imaginación, panorama sociocultural, necesidades y sugerencias tengan cabida y modificar pueda con prontitud sus criterios de valor y sensibilización, a efecto que manifestaciones, reclamaciones, demandas, exigencias y necesidades tengan respuestas más adecuadas.
Es pasar de las pequeñas reivindicaciones de las minúsculas asociaciones colectivas a un tipo de desarrollo de las comunidades más formativo, lo que debe lograrse mediante una cultura de conocimiento de la cosa pública y dominio del medio, donde todos sean capaces de valorar, criticar, pedir, buscar y hacer que se respeten sus derechos y se reconozcan sus intereses. Interesa crear conciencia de participación, lo cual debe surgir de la comunidad en esencia de interrelación, en lo que son precisos canales que posibiliten comunicación, encuentros y coordinaciones que impulsen sus demandas sociales y que las mismas encuentren una adecuación más realista.