La Guajira pasa por uno de sus peores momentos por causa del Covid-19 que se sigue llevando a muchos de sus hijos, dejando una tristeza enorme en sus familias que no logran entender cómo un virus puede causar tanto daño.
Las estadísticas de la Secretaría de Salud Departamental, nos indican que durante este mes de abril han fallecido más de 100 personas por el virus en distintas unidades de cuidados intensivos, sin tener en cuenta los fallecimientos en las comunidades wayuú.
Personas todas muy valiosas por los aportes a sus familias, pero también algunos de ellos por la labor social realizada en favor de familias vulnerables.
El fallecimiento de estas personas que físicamente ya no están, por causa de un virus que deteriora paulatinamente, además de enlutar a cientos de familias debe llamar la atención para aquellos que siguen desafiándolo sin ningún temor.
El drama es doble porque no se tiene la posibilidad de brindar un afectuoso abrazo, o acompañar a las familias para despedir a ese ser querido.
Y es que la pandemia por el Covid-19, está generando otras afectaciones en las familias como la desesperanza, la angustia, la impotencia, porque el virus afecta sin distingo de edad, raza, religión o situación económica.
A ese escenario se suma, que desafortunadamente el Departamento no cuenta con la suficiente infraestructura para atender tantas personas afectadas por Covid-19, ya sea en las unidades de cuidados intensivos o intermedios, amén de la escasez de medicamentos y la crisis económica que enfrentan algunas clínicas y hospitales porque las EPS no pagan los servicios que les prestan a sus usuarios.
La humanidad en este siglo 21 está librando su peor guerra, que solo se ganará en la medida de la conciencia individual para seguir las recomendaciones de las autoridades de salud como el uso del tapaboca, el lavado de manos, el distanciamiento social y evitar las aglomeraciones.
Este virus llegó para quedarse, y solo entendiendo su mensaje podremos preservar la vida un tiempo más.