Tras la decisión de dejar sin efecto la elección del saliente gobernador de la Guajira Nemesio Raúl Roys, la sala quinta del Consejo de Estado sentó un precedente que pondrá pensar a los políticos sobre la posibilidad de ir de un lado a otro, como si nada. Está claro y no es objeto de discusión que en Colombia existe una prohibición expresa de pertenecer simultáneamente a más de una organización política, es decir, está proscrito el transfuguismo que según el alto tribunal se aplica en condiciones igualitarias para ciudadanos, participación en consultas, miembros de corporaciones públicas, apoyo a candidatos de otras organizaciones y ejercicios de dirección en movimientos de cualquier índole.
En ese entendido la figura de doble militancia tiene aplicabilidad a todas las agrupaciones políticas sin importar que estas posean o no personería jurídica, luego es un tema que si bien abre la discusión para los intérpretes jurídicos excusados en encontrar argumentos sin peso, a juicio de un buen entendedor ha quedando más que claro: “No hay razón valedera para tapar el sol con un dedo, la doble militancia no es un juego, como se los hemos advertido”.
El caso Fonseca. Cuando se le pregunta a un abogado por un concepto, seguramente ha de esgrimir justificaciones y la discusión finalmente la resuelve el derecho, ahora bien, sin ningún tipo de interés partidista o amiguismo, me encontré por casualidad con el caso de Fonseca e inevitablemente, no puedo dejar de dar mi impresión profesional para explicar, porque de nuevo se pretende cometer el mismo error de elegir a un servidor para después tener que resolver en estrados una inhabilidad clarísima.
Me remito al caso específico de Manuel Torres Blanchar, a quien ni tengo el honor de conocer ni puedo fustigar por su condición profesional, sin embargo a este ciudadano se le inscribió como candidato del partido Conservador a la Alcaldía del municipio en comento para las elecciones atípicas, a pesar de ser ternado como posible reemplazo del alcalde saliente Hamilton García, olvidando que su renuncia debió ser aceptada por la totalidad del comité promotor de firmas del Movimiento Podemos.
Paradójicamente, en su momento el entonces gobernador, de la misma terna de Podemos, rechazó el nombre de un excandidato del partido Conservador al Concejo de Fonseca para reemplazar al alcalde saliente, con el argumento de la posible doble militancia, que ahora no puede desconocer Manuel Torres Blanchar, a quien le aplicarían las mismas condiciones pues su renuncia a Podemos nunca fue aceptada por la totalidad de integrantes del comité inscriptor de firmas que llevó a la Alcaldía a Hamilton García.
Para completar el hoy candidato del partido Conservador, usa el slogan de campaña “Sí Podemos” y que fue utilizado por el movimiento de firmas al que dice haber renunciado, todas sus piezas publicitarias referencia al equipo del destituido alcalde y los colores distintivos de su aspiración son los mismos, es decir, más claro no puede estar: se vienen dos situaciones jurídicas, la posible solicitud de revocatoria de inscripción y que resuelve el Consejo Nacional Electoral y la doble militancia que, conforme a los antecedentes en el Consejo de Estado, dejaría sin efectos la elección de un candidato inhabilitado.