Pereza mental dicen los refinados, flojera digo yo y a la larga son iguales, pues el cerebro les ordena a la mente y al cuerpo.
Por flojera dejé de escribir mi columna la semana pasada y casi hago lo mismo esta, pero vino ‘Pello’ a embolar los zapatos y de una me dijo: ¡ajá patrón! Y qué le pasó que el viernes pasado me dejó en blanco, mi vecino Wilson Molina también reclamó mi omisión casi a las 5 de la mañana, cogí un taxi y a los buenos días el taxista me reclamó qué había pasado con mi columna.
Llegué a donde Napo a comprar queso biche y el lotero en vez de ofrecerme la lotería, lo que hizo fue reclamarme porque el viernes había quedado fallo; en la carnicería la misma vaina, al igual que en Punto Rojo una señora muy elegante que no sé quién es.
Timbró el celular temprano, Leo Maya reclamando mi omisión, repicó de nuevo Juancho Calderón a regañarme por la misma vaina y así me llamó Darío Dangond de Santa Marta, Carlos Manjarrez, Julio Zubiria, Julio Palacio y Hernán Vidal de Barranquilla y en Cartagena mi adorada prima hermana Margarita Rodríguez, mi octogenario primo hermano Hugues Rodríguez Martínez de Bogotá y no podían fallar el viejo Sánchez y Asdrúbal Henríquez de Riohacha, Teresa Vidal, mi hermana y Sebastián Martínez de Medellín, Edgar Zubiria, Álvaro y Gustavo Caicedo, Socorro Rivero y Adalberto Vence ‘El Cosple’ en Cali, José Carlos Morón y Edda Rosa en La Paz, Nelson Martínez en Aguachica, Elizabeth Habib y María Martínez en Maicao, medio Villanueva encabezado por Cao Mendoza, José Casquita y mi querido tío Oscarito, mi fanaticada Guacochera con Yofre y Fidia y así donde quiera llego me hacen la misma pregunta.
Por otro lado, cuándo se acabará el suplicio de los residentes de la carrera Sexta, da lástima, el tradicional y vallenato Hotel Upari cerrado, la Tienda El Paisa sobrevive porque los miembros de su Tertulia todas las noches gastan una buena suma en ron, comida encabezado por Hernán Cabello y Juancho Pinto con la colaboración del Bore, los negocios de computadores, transcripciones y envíos de mensajes están quebrados, el famoso restaurante de comida santandereana, Santander se llama, ni se diga, creo que abre los sábados o domingo y por último el Almacén de Julieta Cuello, desapareció y cuando ya pensaban que iban a disfrutar de la suntuosa obra, surge otro inconveniente: los adoquines utilizados como que tienen más arena que cemento y sin estrenar la obra ya se estaban erosionando y hay que cambiarlos. ¿Qué tal que todos los adoquines instalados en el Centro estén en la misma situación?
En otras ciudades hacen obras de emergencia de un día para otro, trabajando toda la noche, aquí es distinto, no sé quién lo hizo o quien lo está haciendo, pero ahí están las troneras desde hace muchos días que impiden el tráfico en la calle 16 o Calle Grande. ¿Cuándo van a tapar esos cráteres por Dios? Esos huecos tienen prelación, porque están en la arteria más importante que tiene Valledupar de norte a sur, no sean indolentes.