La aspiración presidencial de la senadora María Fernanda Cabal, indudablemente eleva el debate ideológico y político, ausente en el ritual electoral de las últimas décadas, en donde los temas que se tratan ya son conocidos, sin que haya discusión de fondo sobre la concepción del Estado que debe estar fundamentada en la libertad para preservar la democracia, vida y seguridad de los ciudadanos.
De tal suerte que las fuerzas extremistas comunistas con sus diferentes máscaras conociendo las debilidades institucionales, buscan mediante el discurso miserabilista y fatalista embaucar a los electores proclamando el “cambio”, como estrategia para conducir al país a un régimen liberticida.
Hace algunos días, en una nota dijimos: que sería bueno un debate de cara al país entre la senadora Cabal y Gustavo Petro, acerca de dos temas, el fascismo que tanto menciona el candidato de la Colombia Humana para descalificar a sus adversarios políticos y el marxismo que en su aplicación práctica ha sido una tragedia para Colombia, puesto que las aflicciones que traído semejante engendro son inconmensurables y eso en sana lógica tiene que ser tema del debate, por los daños que el comunismo totalitario le ha ocasionado en más de 60 años a la nación.
La senadora Cabal es defensora del emprendimiento en donde desde luego se encuentra la Autogestión libre y creativa, que países como Israel han desarrollado de manera exitosa y que permite que las personas tengan independencia económica frente al Estado; además en el plano laboral un ejemplo que han dado países avanzados es la cogestión entre trabajadores y empleadores que perfectamente en Colombia se puede asimilar al contrato sindical de acuerdo al artículo 482 del Código Sustantivo de Trabajo, que está inmerso en la concertación y el diálogo que son bases de la cohesión social.
Otro aspecto que no se puede dejar de lado es acerca de la tierra y el territorio, entendida la primera como un medio de producción cuya explotación debe traer bienestar, sin embargo el comunismo en Colombia tiene una concepción feudal sobre el territorio que lo considera como el lugar en donde se ejerce dominio político, social, económico y cultural sobre una comunidad a la que se le da tratamiento de súbdita, situación que se observa en algunos sitios de la geografía nacional mediante la intimidación que hace la narcoguerrilla y los jefes indígenas.
Las promesas electorales en una campaña son vastas en educación, salud, trabajo, vivienda, medio ambiente, combate a la corrupción, reforma a la justicia, reforma económica, erradicación de la pobreza, relaciones internacionales, seguridad, paz y lucha contra el narcotráfico, entre otras; siendo lógico que se ventilen todas esas ofertas políticas en un proceso electoral.
Sin embargo, en la presente situación nacional con miras al 2022, lo imprescindible es saber si la democracia en Colombia va a sobrevivir a partir del 7 de agosto del próximo año, frente a las acechanzas del totalitarismo comunista; por lo que la senadora María Fernanda Cabal tiene clara esa situación, sabiendo que el dilema es entre la democracia vs comunismo, y de ahí es que la congresista plantea un Estado moderno en donde la gente mediante sus propios esfuerzos alcancen el desarrollo social y humano.
Obligatoriamente hay que ventilar los males que han afligido al país en los últimos meses como son: el Covid-19 y lo del paro nacional de este año, que fue aprovechado por las fuerza extremistas para desestabilizar al Gobierno mediante el vandalismo, terrorismo, bloqueos y lumpenización, debido a lo cual se tiene que hacer un balance en pérdidas económicas y humanas que han dejado este par de eventos, perjudicado de una manera excepcional a Colombia.
La senadora Cabal es la mejor carta para enfrentar los desafíos que tiene la sociedad colombiana, ante los embates comunistas, resaltando que la mamertada se paraliza cuando se atacan sus dogmas con los que descrestan a los incautos, que no alcanzan a discernir el peligro que encarnan las facciones totalitarias que buscan el poder, para envilecer y oprimir a las masas, mediante una dictadura que conculca todos los derechos individuales.