El 10 de agosto se conoció la resolución 1876 de la Dirección de apoyo fiscal de MinHacienda, a través de la cual, se dio por terminada la actuación correctiva de Asunción Temporal (AT)de competencias en las Secretarías de Educación departamental y de Riohacha, Maicao y Uribia.
Para algunos, la fecha más esperada; ese mismo día, se celebraba la noticia en reuniones con tragos y ya se estaban repartiendo canonjías y burocracia alegremente. Que los políticos estén frotándose las manos ante la “alentadora” noticia ya es mala señal.
Fueron muchos los comentarios en redes sociales, celebrando el fin de la intervención. Una mentira repetida tantas veces termina siendo asumida como verdad.
En este caso ha sido así, los políticos que estaban con la intención aplazada de “asumir” las Secretarías de Educación en los 4 entes territoriales, crearon una narrativa mitológica según la cual, todos los males de la educación en La Guajira ocurren por culpa de la AT y que ha sido peor el remedio que la enfermedad. Sin embargo, nunca han demostrado que eso ha sido así.
Cuando inició la asunción, el argumento más usual en esta narrativa era el ya manido según el cual “los cachacos se vienen a apoderar de los recursos de educación”.
Fueron muchos los debates que en Concejos y la Asamblea les hicieron a la AT, todos apuntaban a lo mismo: alimentar la narrativa de mala imagen y presionar la salida de estos. Todos con los mismos resultados.
Frente a este mito, gestado desde la clase dirigente, conviene escuchar otras voces para no salir a “tirar cohetes” tan rápido. Una reconocida rectora de institución pública en Maicao me lo explicaba: “Con la AT, a los rectores nos convocan a concertar en qué se va a gastar los recursos de infraestructura y le toca alguna mejora en cada institución. Los alcaldes nunca lo hicieron, invertían en aquellas instituciones donde sus rectores les ponían votos”.
Ahí está la gran diferencia entre la AT y el manejo que era antes y viene ahora, con la AT se despolitizó el manejo de la educación en La Guajira y eso es gran avance.
En La Guajira las Secretarías de Educación junto a la de salud, son la joya de la corona administrativa, es la dependencia más aprovechada por alcaldes y gobernadores para “cumplir compromisos”. Así que la contratación va para aquellos “amigos” que financiaron la campaña. Este “amigo”, tiene que sacar el peaje correspondiente, su aporte a la campaña, ganancias y, lo que quede, será para el objeto del contrato.
En cambio, quienes manejaban la AT, no tenían compromisos ni “amigos” aquí en La Guajira, ni presiones locales, cualquiera podría licitar y ganar. Cualquier docente del banco de la excelencia podría ser vinculado a un cargo provisional, con el manejo de los alcaldes, solo, quien le haya puesto votos y tenga un “padrino” puede hacerlo.
Muchas personas mal entendieron el espíritu de la AT, creyeron que iban a terminar los problemas endémicos de educación en Colombia. Ni siquiera en Bogotá o Medellín han logrado ese estado ideal. La AT, llegó a intervenir la educación en La Guajira porque veía en riesgo los recursos de transferencias.
Yo no lanzaría bengalas, porque todos los males que propiciaron la asunción, podrían venir de nuevo. Esta vez, quienes crearon la mala narrativa, no tendrán la excusa de echarles la culpa a los “cachacos”.