‘Pepe’ Castro no necesita presentación, todos lo conocíamos y apreciábamos por sus grandes dotes personales y por ser amigo de sus amigos, entre ellos Bernely López, un pacífico que por su lealtad, carácter y decisión supo ganarse su estimación, manifestada en las distinciones que le hizo a través de su larga vida pública, lo paseó por todas las Inspecciones del Municipio de Valledupar y llegó a ser el Comandante del Resguardo de Rentas Departamental.
Cualquier día en casa de ‘Pepe’ en compañía de su señora María Mercedes Araújo, ‘Mary’ como él la llamaba cariñosamente, le indagué sobre algo que le había preguntado a su sobrino Álvaro Castro Castro, de que una de las cosas que se arrepentía, era no haber nombrado alcalde de La Paz a su gran amigo Bernely López. Me dijo que sí, que eso lo mortificaba, pues Bernely se lo merecía; yo tenía todas las intenciones cuando fui gobernador y mandé a elaborar el Decreto, pero Benjamín Costa que era diputado y pacífico se fue a mi despacho para evitar que lo hiciera, pero ya yo había tomado la decisión, Benjamín inteligente, locuaz y curtido en política me insistía y esgrimía la poca preparación académica de Bernely, yo le contesté, no soy bachiller, he sido de todo, me falta la Presidencia, Bernely es de carácter, honrado y buen Liberal, ¡nada!, está nombrado, mañana se posesiona, pero Benjamín no se daba por vencido y sacó su último as de la manga y me dijo en forma enfática: bueno, voy a dejar constancia de que con el nombramiento de Bernely, usted va a perder al mejor y más leal de sus seguidores en La Paz, porque Don Pedro Olivella, reconocido y prestante hombre público de esa población, va a ser el primero que Bernely va a poner preso, porque eso es verdad, pantalonudo y honrado sí es, pero arbitrario como el sólo y no se va a dejar echar vainas de nadie y Don Pedro como es su costumbre, va a tratar de perratearlo y mandar en la Alcaldía y el día que dejen de complacerlo le va a faltar el respeto como está acostumbrado a hacerlo y a Bernely no le va a temblar el pulso para encalabozarlo y ahí sí va usted gobernador a tener un problemón, se lo suplico, evite esa tragedia, pues si atiende al alcalde se va su amigo y si se solidariza con Don Pedro, ¿quién aguanta a Bernely?, le renuncia y de pronto hasta ahí llegó su lealtad y amistad. Este argumento me convenció y desistí del nombramiento, decisión que todavía me mortifica.
Años después, siendo juez de La Paz la doctora Ruth Castro de Altahona, hija de ‘Pepe’ Castro, Pedro Olivella le faltó el respeto y Ruth con el carácter y firmeza que siempre la ha caracterizado ordenó su captura por irrespeto a la autoridad; no hubo ‘Pepe’ Castro que valiera, que le fue a suplicar que desistiera, pero Ruth se mantuvo en su decisión y le manifestó a su papá, que prefería renunciar pero no la revocaba. Don Pedro, hombre adinerado, mandón y servicial para que no lo encarcelaran, arrancó en una larga gira a conocer todos los países europeos, donde permaneció varios meses, hasta cuando la doctora Ruth dejó el Juzgado.