Ahora, que el vallenato tradicional recibió por fin su reconocimiento a nivel mundial, como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco, gracias a un grupo de soñadores que nunca descansaron hasta lograr su propósito, podemos mencionar a ‘Beto’ Murgas, Rosendo Romero Ospino, Félix Carrillo Hinojosa, Andrés Villamizar, quienes con varios años de aportes y de investigaciones serias, las enviaban siempre buscando cristalizar este gran sueño que para el vallenato ha sido la mejor noticia que haya recibido en el 2015 y que otros que ya murieron, no pudieron gozar de esta inmensa alegría pero con sus composiciones ayudaron a que se viera este gran premio en bien del buen vallenato y de las buenas composiciones que de ellas perduran escasamente el 10%.
Pero el vallenato desde sus inicios siempre ha sido ascendente, siempre ha habido nuevas generaciones desde los 50 para acá y ha habido cambio sin darnos cuenta. Primero Alejo, Luis Enrique, Los Playoneros con Ovidio Granados; ‘Colacho’, Bovea, Alfredo (estos dos últimos jugaron en dos generaciones) sin olvidar al viejo Emiliano, Leandro y Morales, ‘Toño’ Salas, Abel Antonio; Bovea y Alberto Fernández, así como Pedro García y sus cañagüateros fueron aplaudidos en una época.
En esa misma época Aníbal Velásquez y Alfredo Gutiérrez pusieron la nota discordante del vallenato haciendo eco a la nueva ola del presente.
Luego llegaron los solistas o cantantes que no tocaban acordeón y fue la mejor época en que el vallenato comenzó a ascender de manera vertiginosa en bien de nuestro folclor: Jorge Oñate, ‘Poncho’ Zuleta, Armando Moscote, Daniel Celedón, Miguel Morales, Fredy Peralta, Silvio Brito, Ivo Díaz, Adalberto Ariño, Ricardo Cárdenas, Elías Rosado, Diomedes Díaz, Rafael Orozco, ‘Beto’ Zabaleta, Carlos Lleras Araujo, Adaníes Díaz, Toby Murgas, ‘Poncho’ Pérez y Jairo Serrano.
Y la cosecha fue tan grande, que fue la época del vallenato de oro, difícil de repetir con tantos cantantes fuera de serie y el acordeonero entregó y perdió parte de la esencia, donde brillaron Emilianito Zuleta, Emilio Oviedo, Miguel López, ‘Poncho’ y ‘El debe’ López, fue la consagración de ‘Colacho’ Mendoza y el repunte de Israel Romero Ospino. Alfredo se mantuvo y comenzó a hacer música distinta.
El más explosivo y revolucionario de los cantantes fue ‘El jilguero de América’, Jorge Oñate, con aquel inolvidable conjunto ‘Hermanos López y Jorge Oñate’ donde pertenecían tres acordeoneros a la vez hermanos: Migue, ‘El debe’ y ‘Poncho’ y en esa agrupación anduvieron o estuvieron como auxiliares al pie: Migue Mora, Diomedes, Armando Moscote, ‘Poncho’ Zuleta y tres cajeros: Pablo, ‘El debe’ y ‘El peya’ Zuleta.
Y de ahí se forman los Zuleta, Diomedes y ‘El debe’; Jorge y Migue; Migue y Fredy y Gustavo Bula, Miguel Herrera, Farid Ortiz, Iván Villazón; y de la escuela de Israel Romero surgen Jorgito Celedón, Jean Carlos Centeno, Junior Santiago, Gabi García, entre otros y esta constelación logró la mayor revolución del vallenato y nadie dijo nada porque no se perdió la esencia.
Aparece la lírica
Ahí mismo entre mediados de los 60 e inicio de los 70 apareció en su furor la lírica con Fredy Molina y Gustavo Gutiérrez en su apogeo; luego viene Rosendo Romero, Nacho Urbina, Roberto y Efrén Calderón, Santander Escalona, ‘Chiche’ Maestre.
Israel Romero ha mantenido su imagen, Alfredo está arriba de los 70 pero no es el mismo, como Ismael Rudas se retiró, los Meriño no se oyen, los López y Zuleta brillan como dinastía, como buenos exponentes Iván, ‘El coco’, Alvarito y Román López; ‘El Cocha’ sin ser dinastía está vigente; Omar Geles cambió su rol; ‘El pollito’ está fuera de circulación; ‘Juancho’ Rois en su mejor momento murió en un accidente; Julián Rojas, Franco Argúelles, ‘El campeoncito’ Oviedo subieron al pedestal y sin darnos cuenta se vino una generación que de cada cinco, uno toca vallenato clásico tradicional. Se vinieron Román, Saúl, ‘El Morre’, Juan Mario de La Espriella, Sergio Luis, Manuel Julián, Rolando, Los Dangond, entre otros.
Peter arrancó bien con vallenato tradicional; Silvestre igual con Román y Juan Mario; y sin darnos cuenta, Kaleth Morales era número uno en un ritmo nuevo y arreglos digitales.
Y sin darnos cuenta también salió el CD pirata, el buscapié, chamame, ziquitrillas, látigos y leonas, el fajón y se jodió pindanga. Y así sin darnos cuenta también, el vallenato juega en tres aires distintos o ritmos: el de los mampanos, el de los llorones y de la nueva generación y ¿quién ganó con todo esto? Muy bien, los señores capitalistas, las casas disqueras, la piratería y los duros de las emisoras.
El cantante comenzó a enriquecerse, precios altos y se vinieron los conciertos de 50 y 60 millones por 7 o 10 canciones y súmele a esto los saludos de los tesos, ganaderos, políticos, comerciantes, traquetos y pare de contar.
Y los duros de las emisoras y sus hijos especialmente en Barranquilla y saludos a 10, 20 o 30 millones. Y vinieron entonces otros actores como las redes sociales, los canales de música, los empresarios citadinos que comenzaron a realizar conciertos y allí dividieron a las clases sociales como en el circo romano y el pueblo pueblo viendo allá atrás como perros regañados. Y esta, de manera sintetizada, ha sido lo que podemos denominar el vallenato ascendente en el folclor colombiano.