Se acerca el año de las elecciones en Colombia. El 2022 estará revestido de candidatos a Senado y Cámara, como también a la Presidencia de la República, en medio de un país convulsionado por el asesinato de líderes sociales y periodistas.
Una vez más, los guajiros podrán ejercer el derecho al voto, en medio de la polarización que generan las campañas, pero también con el miedo por la forma como los dineros del narcotráfico rondan en varios municipios para seguir financiando aspiraciones de candidatos a distintas corporaciones.
El llamado entonces a los candidatos, especialmente a Cámara de Representantes, para que no se dejen tentar de financiadores de campañas que utilizan para sus fines dineros de negocios ilícitos y, que están a la vista de todos, principalmente en los municipios del norte de La Guajira.
Los candidatos no pueden pasar de agache con esta situación, y permitir la entrada de esos dineros que al final terminan generando más de un dolor de cabeza, no solo porque deben responder por la inversión, sino porque ponen en peligro sus vidas y la de sus familias.
Es necesario bajar los costos de las campañas, y trabajar alrededor de una serie de iniciativas para generar conciencia en el elector con el objetivo que pueda ejercer de manera informada, libre y responsable el derecho al voto.
Las rutas del narcotráfico continúan con vida en el Departamento, y todo indica que el negocio lo heredan los hijos de las familias que se dedican a traficar drogas de manera abierta y descarada.
La fotografía es reveladora, por lo tanto, las autoridades deben redoblar todos los esfuerzos posibles para seguir neutralizando las operaciones de quienes han encontrado en el tráfico de drogas una forma de vida, permeando de alguna manera a las comunidades vulnerables, pero también abriendo camino para ejercer poder político.