La opinión en las redes sociales se ha vuelto viral o pandémica. Todos los géneros y edades opinan sobre los temas de interés y de actualidad. Otros lo hacen por los medios de comunicación y comúnmente tiene más demanda la radio. Los programas de opinión y los radio-periódicos son esperados y escuchados con una gran sintonía, sobre todo, en nuestros pueblos de provincia, donde el chisme y las noticias corren como pan caliente.
Hoy en día los diarios de mayor circulación, también se han ingeniado la forma de atraer a la comunidad lectora con secciones de mensajes subliminales poniéndole picante y picaresca a la nota macondiana. Por ejemplo, Diario del Norte con su sección del Oráculo, se ha ganado una gran franja de opinión que les gusta este tipo de periodismo. Pero esta forma de llevar la noticia en nuestro medio y en la provincia de Padilla, no es nada nuevo, data desde la época mitológica de Francisco El Hombre, aquel negro trotamundos nacido en Galán que, viajando de pueblo en pueblo, reunido en sus plazas y parques, con su acordeón al pecho, cantaba las noticias de la época en medio de un circulo de curiosos.
Así es la idiosincrasia de nuestros pueblos de la provincia, de esa gente nuestra, nacida en lo más recóndito de la periferia de este país centralista, donde hasta las noticias nos llegaban tarde y a lomo de burro, por turbulentos y mágicos caminos, en donde sus contenidos levantaban una polvareda y una algarabía. Hoy aún persiste la tradición oral y nuestros contertulios le sirven de caja de resonancia y de altoparlante a los más reconocidos periodistas y columnistas de nuestro medio.
En Riohacha, para liberarse de responsabilidades, el ciudadano secular dice, lo dijo Hugo Leones, por Cardenal Stereo, o lo dijo, ‘Pepe’ Palacios, Betty Martínez o Sixto Carrillo. En San Juan de igual forma, la noticia la dio Hamilton Daza, Evelin o Ana Cecilia Fuentes, Hugues Gámez o el ‘Triple A’, Álvaro Álvarez. Pero somos un pueblo donde nuestra gente tiene mucha masa crítica y opinión muy respetable y han trasladado la esquina del barrio o el café-internet para las redes o las emisoras. Lástima que algunos hoy le vienen faltando a la verdad y la objetividad de la opinión y la noticia difundida la ponen a jugar a favor de sus intereses personales.
Esto ocurre con mucha frecuencia y de manera muy recurrente, donde hasta los mismos periodistas no van directamente a la fuente, sino que hacen sus propias deducciones y elucubraciones intelectuales y le restan el valor y la veracidad a la noticia. Otros se olvidan que con las noticias orientan masas y se convierten en líderes de opinión y que deben ser responsables con su oficio y con la función social del mismo.