Los regímenes que de inicio no gozan de legitimidad popular porque sobre ellos recaen grandes sospechas de hacerse elegir con prácticas malsanas, inician su degradación desde la misma campaña electoral. No obstante, la mayor degradación de estos gobiernos se acrecienta y con ella las medidas de represión cuando en los territorios se lideran políticas de oposición que tienen una fuerte vocación de gobierno.
Carlos Caicedo Omar, gobernador del departamento del Magdalena, es un ejemplo de que el actual gobierno nacional y las fuerzas oscuras que lo respaldan lo quieren borrar del mapa político, y no se descarta que del plano existencial. Veamos, Caicedo fue rector de la Universidad del Magdalena y lo hizo muy bien, fue alcalde de la ciudad Santa Marta y lo hizo excelente, sacó al distrito de su apariencia de ciudad fachosa y derruida y la puso a figurar positivamente en el país, hoy es gobernador del departamento del Magdalena y ha liderado programas sociales premiados por organismos internacionales.
Lo raro es que el gobierno nacional no se da cuenta que las llamas del descontento social están consumiendo a Colombia entera. Como prueba de ello están los más de 340.000 votos con los que ganó el actual gobernador, un hecho sin precedentes en el Magdalena, pues Caicedo humilló al extremo de una paliza al Mello Cotes, un talentoso acordeonero que junto a su tía, lideraron la década perdida del departamento.
Desde el primer día de gobierno departamental se sabía que el departamento se enfrentaría a muchos ataques desde Bogotá, todo en busca de reducir la gobernabilidad de Carlos Caicedo a su mínima expresión. Han utilizado la estrategia de guerra suave y guerra híbrida, que comprendiendo al gran analista geopolítico Alfredo Jalife Rame, no es otra cosa que sin llegar a la eliminación física del enemigo, se busca mediante medios propagandísticos, políticos, judiciales y administrativos, debilitarlo para sacarlo del poder.
De lo anterior, no puede quedar duda, recordemos cuando se anunció en medios nacionales que al actual gobernador estaba siendo objeto de extinción de dominio de once bienes inmuebles. Todo resultó falso. Sumado a ello, cómo olvidar la intervención arbitraria e innecesaria de la Superintendencia de Salud sobre la E.S.E., Julio Méndez Barreneche, que con apenas 40 días de gestión por el gerente fue sometida a la dirección del gobierno nacional, despojando al departamento de su control.
El último golpe al departamento del Magdalena vino de la mano del Ocad Caribe, organismo encargado de evaluar los proyectos presentados por los gobernadores. Dentro de esos proyectos admisibles para ser financiados con recursos de las regalías se encuentran la financiación de los Programas de Alimentación Escolar (PAE), tal como lo establece el artículo 28 de la Ley 2056 de 2020.
Por lo anterior, el gobernador Caicedo radicó el proyecto para financiar al PAE del departamento en el mes de febrero de 2021, obteniendo concepto de viabilidad del Ministerio de Educación Nacional en el mes de mayo, además de haber sido priorizado en el mes de agosto de 2021 con una puntuación de 83/100.
En últimas, todo estaba dado para convocar al Ocad y obtener la aprobación del giro de los recursos, sin embargo, el presidente del Ocad Caribe, Vicente Blel Scaff, actual gobernador de Bolívar, dilató la convocatoria para decidir la aprobación del proyecto, y cuando por fin esta se dio por orden de un juez de tutela, simplemente junto a los otros miembros de la comisión rectora decidieron no aprobar el proyecto bajo el argumento de ser demasiado tarde para el calendario académico.
Este último ataque fue un golpe bajo porque está ocasionando un enorme daño a miles de niños pobres de este departamento, quienes muchas veces lo único que tienen seguro es la comida que se les da en las más de 660 sedes educativas, repartidas entre 28 municipios no certificados del Magdalena.
El gobierno nacional nunca tuvo el suficiente carácter para meter en cintura a la antigua administración del departamento del Magdalena, pues toleraron casi 10 años de desangre de la salud departamental.
Así las cosas, se están transgrediendo derechos fundamentales de los niños del Magdalena, quienes están resguardados por la Convención Internacional de los Derechos del Niño de 1989, ratificada por Colombia a través de la Ley 12 de 1991
La virulencia de los ataques del gobierno central solo reflejan una cosa: se sienten derrotados por los gobiernos alternativos, y como no pueden dar una sana batalla en las urnas, lo intentarán desesperadamente con cualquier medida, aunque eso signifique poner a pasar hambre a 140 mil niños pobres del departamento del Magdalena.