Los precandidatos presidenciables de nuestro país se vienen reagrupando en las llamadas coaliciones políticas, nueva práctica del populismo en donde convergen las ideas mediante la conformación de una alianza, un frente o un bloque político para llegar el día del debate presidencial completamente fortalecido.
Las nuevas coaliciones no dejan de ser un nuevo modelo político que se aleja de la estructura partidista y los movimientos tradicionales, debido a que los defensores de la izquierda o de la derecha han caído en desuso por la baja credibilidad ante los resultados regulares que han tenido quienes se han montado en el poder arropados con la bandera del desgastado partido político que lo avaló.
Lo que observamos para las elecciones presidenciales del 2022, es la conformación de las nuevas coaliciones que no predominaron en anteriores elecciones en donde cada partido tenía su propio candidato hasta el final de la contienda. Hoy encontramos un nuevo modelo de la política nacional, entre los que se encuentran el llamado ‘Pacto Histórico por Colombia’, compuesto por partidos políticos y movimientos sociales con ideologías de centroizquierda; ‘Coalición Centro Esperanza’, integrada por partidos políticos y movimientos sociales del centro; ‘Equipo por Colombia’, compuesto por los exalcaldes de las grandes capitales del país con ideología de centroderecha y con las puertas abierta para que llegue el candidato definido por el Centro Democrático que corresponde al partido de gobierno.
Para nadie es un secreto que aún existen precandidatos que no comulgan con el nuevo modelo de la política para las elecciones presidenciales del 2022 y más bien quieren mantenerse enclaustrados en el liderazgo que ha ejercido su partido en procesos electorales de años anteriores.
Todo nos demuestra que las coaliciones políticas son las que van a liderar las convocatorias electorales futuras con sus listas fusionadas de partidos y movimientos y quienes estén al margen del radar del satélite de las coaliciones, estarán por fuera de la órbita política moderna, mientras que los partidos y movimientos tradicionales solo quedarán para avalar candidatos y quienes no tengan personería jurídica lo harán mediante el proceso de firmas hasta que la nueva coalición pueda ejercer derechos y contraer obligaciones políticas.
Seguramente este nuevo modelo de coalición político – electoral que ha presentado la dirigencia nacional para las elecciones presidenciales del 2022, será tenido en cuenta para las futuras elecciones regionales y locales en donde coloquialmente se practicaba el ‘sabaleo’, el transfuguismo o el ‘voltearepismo’, expresiones despectivas de la conducta política antigua que en el piloto del próximo año, comienza a legalizarse debido a que la ley de partidos choca con la conducta del hombre que por antonomasia es individualista.