Quienes por razones cronológicas del ser humano comenzamos a revisar el ‘checklist’ o chuleamos el cumplido de cada ítem correspondiente al proyecto de vida que nos trazamos para comenzar a darle paso a la nueva generación, tenemos la firme esperanza que lo que hemos hecho, lo estamos alcanzando con mucha fe, disciplina, pasión, ambición, creatividad, liderazgo y habilidades, en las que seguramente en algún momento pudimos identificar las oportunidades que otras personas despreciaron y las convertimos en fortaleza. Esto fue lo que le dijimos de manera virtual a un grupo de jóvenes que quieren incursionar en el emprendimiento, basados en el proceso de descubrir la nueva forma de servirle al mundo de los negocios con resultado y capitalizando los proyectos exitosos.
Los mismos elementos de juicio que Dios le dio a quienes han triunfado en su emprendimiento, los tenemos cada uno de nosotros, la diferencia consiste en saber explorar las bondades y capacidades que tenemos ocultas para quienes no le ha aflorado ese espíritu emprendedor.
No nos podemos quedar con los brazos cruzados, hay que tener mente abierta al cambio y transformaciones con base a la actualidad mundial, y debemos tener actitud positiva como otro elemento que marca la diferencia a la hora de disfrutar de las oportunidades que nos da la vida.
Ustedes que están comenzando a explorar el mundo de las oportunidades lo tienen todo a la mano, nosotros los adultos que por razones cronológicas del ser humano aumenta la edad, pero disminuye la vitalidad que nos obliga a ir pensando someternos a la retirada, son ustedes la nueva generación los que quedan ocupando el espacio que vamos dejando, ustedes son los dueños del mundo y son ustedes los jóvenes que van a tener todo a la mano. A mí, al igual que a sus padres, nos tocó la difícil tarea de conseguirle la salida al laberinto que se entrecruza en nuestras vidas, sobre todo, que nos tocó las comunicaciones de pedal y ustedes nacieron en la era de los chips o de la simcard.
Invitamos a los jóvenes para que sueñen, y dentro de ese sueño, convertirlo en realidad con mente triunfadora, aplicando paciencia, positivismo y perseverancia; invitándolos a seguir los modelos de quienes han sido eficaces y han alcanzado el éxito. Todo ello es posible con la lucha, esfuerzo y fe en el ser que los ilumina. Nuestro llamado es para los padres de familia, para que sirvan de motivadores en la edificación que su hijo emprende. Quienes aún están en la edad escolar, son los profesores los que deben valorar y guiar con la pedagogía al estudiante que avizora el camino del emprendimiento y a la institución en donde recibe la educación, su tarea es motivar, valorar y premiar la iniciativa y el emprendimiento de sus estudiantes.
Jóvenes, tengamos mente triunfadora. Recuerden que el futuro es de ustedes y el éxito de su emprendimiento está en sus manos.