En Colombia, el Estado está obligando a desproteger al ciudadano de bien, emitiendo un decreto que prohíbe el porte legal de armas, amparando con esa normatividad al delincuente para que cometa sus delitos y dándole fundamento a la Policía y el Ejército para que se ensañen en contra de quienes tratan de proteger sus vidas y bienes de los delincuentes, quitándole las armas que están refrendadas por las mismas autoridades.
Esto es posible en un país en donde existen operativos en las vías para quitar las pequeñas cositas de contrabando, mientras que los grandes contrabandistas y los delincuentes que cometen delitos atroces pasan orondamente sin ninguna restricción. Las normas colombianas parecieran que hubieran sido redactadas por defensores de los delincuentes y hechas en contra de las personas de bien, en donde muchos jueces aplicando a la normatividad envían para la casa a los implicados en los delitos y desde allí continúan delinquiendo, mientras que una persona de bien que trata de defenderse de los delincuentes para salvar su vida y bienes, le aplican el peso de la Ley.
Hoy el país está en ascuas con el caso del médico que le dio de baja a tres presuntos delincuentes en Bogotá, quien se defendió del ataque de los tres individuos armados con revólver y cuchillo. Aquí varios sectores de la sociedad han salido a victimizar a los delincuentes y rechazar la defensa que ejerció en su momento el médico, quien se defendió de las intenciones criminales de sus tres atacantes. A esto se le suma que los venezolanos que delinquen en nuestro país, están demostrando que están mejores armados que la población de bien, debido a que periodísticamente hemos conocido del tráfico de armas de quienes llegan en calidad de migrantes.
Quienes vivimos en La Guajira tenemos la percepción que el flagelo de la delincuencia es el más fuerte de la región, debido a que no hay lugar seguro para estar alejado de los actos con sus respectivos crimines, pero el tema se viene tornando más crítico en la vía Riohacha – Maicao y Riohacha – Sur de La Guajira, en donde se han presentado atracos en serie y el asesinato de conductores y pasajeros, como el ocurrido el pasado fin de semana en la vía a Maicao, pero mientras las carreteras están a merced de los delincuentes, las patrullas de la Policía asignadas para la zona, sus agentes están en todo su confort, pegados al celular y chateando, mientras que los delincuentes le pasan por las narices a los uniformados sin que sean controlados.