El acueducto del corregimiento de Camarones, Distrito de Riohacha, tiene una oscura y misteriosa realidad tan confusa que lleva a sus habitantes al caos, ha enredado a varios alcaldes y otros funcionarios, mientras que a la sociedad le genera una sensación desordenada y difícil de entender.
Los argumentos bizantinos se concentran en la construcción de un acueducto que para un sector de la comunidad hace parte de uno de los elefantes blancos del Distrito, mientras que para otros sí funciona; para quienes dicen que sí llega el líquido pero no lo suficiente, se pegan de la mala calidad del agua argumentando que no es apta para el consumo, allí las autoridades locales dicen que las pruebas de laboratorio indican que sí se puede consumir.
Lo cierto es que los periodistas no sabemos a quién creerle, debido a que se puede estar tomando la realidad o mentira de la operatividad del acueducto de Camarones para generar la contradicción política refrendada por un sector de la comunidad que dice que el acueducto no funciona y otros que sí, y esa diferencia de criterios la encontramos entre las autoridades locales pues lo que dicen pareciera que fuera verdad, pero en muchas oportunidades su contenido carece de veracidad.
Los entes que velan por la correcta utilización de los recursos del Estado también tienen su entredicho, en donde han sido judicializados los presuntos responsables de haber mal invertido y no dar al servicio correctamente la obra, pero el contralor General de la República, Carlos Felipe Córdoba, anunció en Riohacha que el acueducto de Camarones ya está en un 90% y se está pendiente de la última evaluación técnica para que entre totalmente en funcionamiento.
Lo que dice el contralor General ha sido refutado por un grupo de jóvenes que, mediante las vías de hecho, dicen que no corresponde a la realidad, pero otro sector de la misma comunidad culpan a quienes bloquean las vías de estarle haciendo el favor a un sector político.
Todo lo anterior nos está llevando a pensar que las partes involucradas en la operatividad del acueducto de Camarones no son tan cristalinos como el agua.
El líquido y sus actores deben ser sin olor, sin color y sin sabor a política, porque se trata de un servicio vital, especialmente porque toda persona tiene derecho al acceso universal y equitativo a los servicios básicos de agua, y lo ideal sería que fuera potable.
Señores camaroneros, autoridades del Distrito y demás entidades del Estado, póngase de acuerdo diciendo cuál es la realidad del acueducto para que los periodistas le comuniquemos a la comunidad la verdadera información, para que acabemos la oscura y misteriosa realidad que hay en la prestación de su servicio.