Un grupo de empresarios analizó seriamente lo que sería el departamento de La Guajira en los próximos años con relación a la serie de bloqueos, la oposición a los proyectos energéticos, la afectación al turismo con actos delincuenciales y finalmente quienes han invertido en esta región, están buscando la forma de abandonar el Departamento.
Al escuchar esa serie de situaciones que cada día se acrecienta, nos acordamos del contenido de la canción ‘La profecía’ de la autoría de Julio Oñate Martínez, nacido en Villanueva y cantada por ‘Poncho’ Zuleta.
Señores nos dio grima e intranquilidad al escuchar el relato de algunos inversionistas colombianos que no son oriundos de La Guajira, ya que en sus predicciones empresariales sostienen que en los siguientes años vamos a quedar solos y como fuimos testigo de esos relatos, nos sentimos compungidos, situación que nos remitió a algunos apartes de la canción ‘La profecía y de ser así, no será Valledupar el afectado, seremos nosotros mismos, porque “… el gran desierto se avecina”.
Es a nosotros que nos afectaría la falta de inversión, no habría circulante y nos haremos daño entre nosotros mismos en medio de la calamidad que se pronostica si no se toman los correctivos a tiempo
Aquí no estamos criticando el derecho a la protesta, lo que decimos es que algunos líderes literalmente utilizan a los nobles indígenas para presionar a las empresas que se radican para quitarle suntuosas sumas de dinero; dinero que no lo estarían invirtiendo en La Guajira sino fuera de nuestro departamento, y mientras tanto aquellos indígenas que son utilizados, los engañan con cualquier merienda
Los tropiezos que debe cumplir un inversionista en La Guajira ponen al departamento en desventaja que se convierten en ventajas para otras regiones del país, debido a que no hemos sabido aprovechar las bondades que Dios y la naturaleza nos ha dado para que se instalen este tipo de proyecto en nuestro departamento, pero a la hora de invertir en otra parte, genera toda tranquilidad y no se tiene la zozobra que en cualquier momento le van aplicar las leyes nacionales y las mismas leyes naturales de la cultura indígena.
Genera tristeza que las inversiones proyectadas para construir granjas solares y parques eólicos han dado un revés, mientras que los restantes departamento del Caribe reciben con beneplácito, sin tantos enredos de las comunidades raizales para que allí desarrollen los proyectos que vayan encaminados a las energías alternativas. Señores, fuera de La Guajira en donde se han radicado los proyectos energéticos que hemos rechazado, también hay comunidades indígenas, hacen consulta previa y no hay la necesidad que hay entre las comunidades wayuú ya que, a juicio de los inversionistas, fuera de La Guajira los líderes sí saben repartir esos beneficios económicos y sociales a las comunidades aledañas a los proyectos
Señores, ‘La profecía remata diciendo: “Sopla la brisa como un huracán, dejando huellas de desolación” (Julio Oñate Martínez).