La reciente protesta de la comunidad del corregimiento de Camarones, en Riohacha, por la falta de agua potable, es la plena demostración de la inconformidad por una obra millonaria que no funciona por falta de operador.
El acueducto de Camarones, donde se invirtieron más de 12 mil millones de pesos para su construcción, es el típico ejemplo de la falta de compromiso de la anterior administración Distrital y la actual con la comunidad, puesto que siguen pasando los años y no se avanza en definir quién estará operando esa infraestructura.
En diversos informes de la Contraloría General de la República, ha dejado claro que es urgente contratar el operador para evitar que la obra se convierta en un elefante blanco como hasta el momento.
Una obra que desde el 2016 no está funcionando por falta de quien responda por ella, lo que demuestra a las claras la negligencia de quienes administraron el Distrito para lograr su objetivo que es entregar agua potable a la comunidad.
Hoy, la actual administración después de un año y dos meses, le corresponde definir de qué manera se va a operar el acueducto del citado corregimiento, y qué estrategias se van a seguir para lograr que los usuarios paguen el servicio.
Es importante también que se entregue información a los pobladores de cómo avanza el proceso, para lograr que ellos se apropien de la obra para que cuando entre en funcionamiento sientan la necesidad de cuidarla.
Le corresponde a la administración distrital, iniciar todo un proceso de socialización frente a la calidad del agua que se va a entregar, entendiendo que es agua de pozo pero tratada.
El objetivo de la obra debe cumplirse como lo recordó el contralor General, Carlos Felipe Córdoba, “Queremos que a los camaroneros les llegue agua potable directamente a sus casas y acabar definitivamente con esta problemática”.