Aprovechando que nos encontramos en la Semana Santa para meditar y al mismo tiempo recodar algunas canciones que nos inviten a tomar la Biblia y nos permita hablar con Dios.
Entre los cantos vallenatos encontramos varias de Diomedes Díaz que no son calificadas como cánticos ni muchos menos religiosas, son canciones mundanas comerciales con sentido religiosos, que dejan reflexiones en medio de la pluralidad de creencias que tenía el artista en sus diferentes etapas de la vida, en donde hace un repaso por el Antiguo y Nuevo Testamento, pero con una sola deidad
A través de las canciones entendimos la fe que profesaba Diomedes Díaz, la cual fue transmitida a su fanaticada y muchos de esos seguidores que comulgan con el catolicismo, son más aferrados a la veneración del Santo, la Santa o las almas más cercana a Dios. Es la conclusión que podemos sacar luego de combinar la fe con el folclor vallenato, lógico, descontando a quienes son ‘diomedistas’, pero por circunstancias adversas a sus vidas han acudido a la apostasía, renunciando al catolicismo y a las imágenes sagradas para obedecer a las leyes de una religión basada en la fe y en la iluminación espiritual.
Entre canciones y canciones sonó ‘Gracias a Dios’ en la voz de Diomedes Díaz y el acordeón de Gonzalo Arturo ‘Cocha’ Molina, una verdadera pieza musical que aplica a los cristianos y católicos, sobre todo, cuando el cantante hace las afirmaciones positivas sobre Dios, agradeciéndole por sus obras: “Hoy quiero cantarte como te cantó David y como te cantan en la iglesia mis hermanos; alabado sea el Señor por concederme el milagro y agarrados de la mano hoy de rodillas te pido. Ay… Señor…”
Escuchamos entonces que ‘Gracias a Dios’ tiene muchos segmentos extraídos del libro de los Salmos, y esto lo confirma cuando en sus arreglos musicales se consigue segmentos melódicos de la canción ‘Tristeza del alma’, un vals de la autoría del bolivarense Luis Rodríguez Moreno, canción que conocimos interpretada por los Trovadores de Barú, orquesta cartagenera creada por Antonio Fuentes y dirigida por ‘Juancho’ Esquivel. Sobre la melodía de ‘Tristeza del alma’ una voz femenina, tal vez pastora, lee el Salmo 40:1-3 que dice: “1 (2) Puse mi esperanza en el Señor, y él se inclinó para escuchar mis plegarias (gritos); 2 (3) me salvó de la fosa mortal, me libró de hundirme en el pantano. Afirmó mis pies sobre una roca; dio firmeza a mis pisadas. 3 (4) Hizo brotar de mis labios un nuevo canto”
Tal vez muchos creíamos que en medio del desorden de una persona perdida en los vicios del hombre entra a elucubrar, reflexionando con la Biblia en la mano sin importar de qué se trata el Antiguo o Nuevo Testamento, pero que en su momento logró hablar con Dios. De eso solo podemos decir: ‘Gracias a Dios’.