La aparición de cuatro cadáveres en zona rural del municipio de Dibulla, a los que se suman dos más encontrados en zona rural del Distrito de Riohacha, es una manifestación expresa de la inseguridad que se vive en el departamento de La Guajira.
La situación es más compleja toda vez que en el caso de Dibulla, las personas asesinadas fueron encontradas al interior de sacos con signos de tortura y maniatados, además, al parecer hacen parte de bandas delincuenciales quienes residían en la ciudad de Santa Marta.
En el caso de los dos cadáveres encontrados en el Distrito de Riohacha, aun no han sido identificados.
La situación debe llamar la pronta atención de las autoridades de La Guajira, para determinar exactamente quiénes son los protagonistas de estos asesinatos, que de alguna manera alteran el orden público en el departamento.
Es importante entonces que la Fiscalía general, quien asumió la investigación de la masacre ocurrida en zona rural del municipio de Dibulla, logre esclarecer los móviles y determinar exactamente por qué esos cuerpos aparecieron en territorio de La Guajira.
A esos hechos se suman los continuos asesinatos en el municipio de Maicao, a lo que no escapa Riohacha, además de los atracos continuos en las dos principales ciudades del departamento.
Los sucesos demuestran entonces, que los actores violentos han encontrado en este departamento una manera de mostrarse, sembrando el miedo en la comunidad y causando trastornos a un renglón importante de la economía de la península como lo es el turismo.
La seguridad no puede verse como un tema del momento, cuando está de por medio la tranquilidad de toda una ciudadanía que se mueve para poder sostenerse.
El departamento de La Guajira, considerado como un destino turístico, no puede quedar a merced de los violentos, es urgente que la gobernadora y los alcaldes soliciten al Gobierno nacional el apoyo que sea necesario para garantizar la seguridad que la comunidad está exigiendo, y evitar que regre