La libertad de prensa

Nada mejor para quienes ejercen el poder, que contar con un periodismo crítico, alejado de la adulación y del chantaje como un camino para honrar la libertad de prensa, lamentablemente esos espacios se cierran en un país donde siguen matando y amenazando a periodistas.

El informe anual de la Fundación para la Libertad de Prensa,  da cuenta que durante el año de la pandemia fueron amenazados en Colombia 193 periodistas, un 10% más que del 2019, y dos periodistas fueron asesinados, lo que nos indica lo delicado que es ejercer este noble oficio.

A ese panorama no escapa el departamento de La Guajira, donde los periodistas de cada uno de los municipios, deben enfrentar una serie de dificultades especialmente la amenaza y la intimidación  de ciertos funcionarios públicos, que no admiten ninguna clase de críticas por muy válidas que sean.

Los reportes sobre amenazas e intimidación contra periodistas son frecuentes en el Departamento, la gran mayoría de las veces a través de mensajes de textos, también se advierte de acusación contra dueños de medios buscando su cierre por parte de una serie de  personajes que buscan callar las voces de quienes se atreven a controvertir.

Un panorama desalentador si se quiere, porque además de esas situaciones, se enfrenta otra cruda realidad y es la afectación que está dejando la pandemia por el virus del Covid-19, que representó que algunos medios recortaran su nómina, además de los independientes que siguen luchando por sobrevivir, en un departamento donde no se cuentan con grandes empresas a lo que se suma la disminución casi total de la poca publicidad oficial.

A pesar de esas circunstancias los periodistas siguen batallando, enfrentando los miedos para evitar ser silenciados pero entendiendo también que es necesario la autocrítica para mejores prácticas periodísticas y en beneficio de una comunidad bien informada.

De acuerdo a la Flip, el periodismo en Colombia es un paciente con comorbilidades y la pandemia amenaza con enviarlo a cuidados intensivos. A pesar de esto, el Gobierno ignoró los trapos rojos que la empresa periodística ha batido con fuerza.