Haciendo un recorrido por las calles de Riohacha y otros municipios, encontramos que pese a los problemas de salud que ha generado la pandemia del Covid-19, sus habitantes le han apostado al espíritu navideño arreglando las fachadas de sus viviendas con los respectivos temas alusivos al mes de diciembre. Todo para cambiar los momentos que han agobiado a nuestra sociedad y quienes aparte de sufrir los rigores de la situación económica del Departamento, han dejado de presente en la Navidad que con fe y devoción podemos superar lo que nos aflige.
Hay que celebrar la Navidad con nuestro grupo familiar, unirnos a través de la virtualidad con los vecinos de cada cuadra e incentivar para que no se pierda la unión en los barrios, mantener la sonrisa y alegría de los niños que son los actores principales en el mes de diciembre.
Este año en comparación al anterior, superamos la apatía a los adornos navideños, algunas alcaldías le han apostado a la decoración y los dueños de algunos establecimientos comerciales le han dicho sí a la alegría de diciembre, pese a la tristeza que nos embarga por haber perdido un ser o tener un familiar o un amigo afectado por el Covid-19.
Se acerca la noche del 24, la segunda fiesta decembrina del mes y detrás de quienes celebran de manera irresponsable, se encuentra un nuevo enemigo llamado Covid-19, quien tiene activado su escáner en contra de las personas que quedan a la intemperie y sin ningún tipo de control. Recordemos que las gotículas respiratorias que reciben los desobedientes de las normas de bioseguridad, les aumenta la carga viral. Lo que hemos visto en esta pandemia nos obliga a que actuemos con cuidado para disminuir las macabras cifras de los afectados por el Covid-19, sobretodo que algunos consideran que la enfermedad infecciosa ha sido controlada por los alcaldes mediante la expedición de decretos que flexibilizan las medidas restrictivas y de movilidad.
No olvidemos que estamos viviendo una Navidad atípica en la cual por razones de la pandemia, se nos restringen los besos, los abrazos y la situación nos ha obligado a cambiar las acostumbradas reuniones familiares y tertulias entre amigos. Sabemos que es una fecha propicia para celebrar en familia pero los casos positivos de Covid-19 nos obligan a tener cuidado para no poner en riesgo a quienes están en casa.
Que la motivación navideña de este año no la empañe la pandemia ni las macabras formas de divertirnos: no combinar alcohol con gasolina, no hacer tiros al aire y no dejar jugar a nuestros niños con pólvora. Preparémonos para el 24 con todo el cuidado para que esperemos el 31 sin tropiezos.