Por Betsabé Molero, Gabriel Linares y María Fernanda Padilla (Parte I)
En la zona rural de Fonseca, al sur del Departamento, 551 campesinos recibieron plantas de energía fotovoltáica de parte de la Alcaldía, entre 2019 y 2022. Consonante visitó cinco veredas y encontró que la gente debe pagar facturas de hasta 400 mil pesos por un servicio intermitente que, en algunos casos, no resiste dos electrodomésticos al mismo tiempo.
Ana Magaly Romero, a sus 60 años, estaba convencida de que envejecería con su esposo lejos de su finca ‘Villa Magalis’ de la vereda La Unión. Tan solo visitaban la parcela durante el día para cerciorarse de que los animales recibieran comida y que las cosas de la casa estuvieran en orden. De no haber sido porque llegó la luz a ese poblado, seguirían viviendo en la casa de su hija en el corregimiento de Conejo o pagando arriendo en el casco urbano de Fonseca, un pueblo al sur de La Guajira. En 2019, cuando la Alcaldía de Fonseca instaló paneles solares en su terreno, pudieron finalmente volver a habitar la casa y continuar la crianza de los pavos, las gallinas y los cerdos que hoy les sirven de sustento.
“La luz hace mucha falta, más que todo de noche porque uno está a oscuras y, como se escuchan tantas cosas, a uno le da miedo. En cambio, con la luz duramos afuera sentados hablando con el trabajador y mi esposo hasta las nueve de la noche. Ahora uno mira para todos lados y ve claro”, cuenta Romero. “Aquí estamos mejor al aire libre, sin nadie que nos moleste ni el carro ni la moto ni nada”, agrega.
Al igual que en La Unión, otros 551 campesinos y campesinas de 26 veredas del municipio de Fonseca vivieron un cambio en sus vidas con la instalación de los paneles solares. Por primera vez pudieron tener luz para iluminar las noches y energía para conectar un ventilador que les ayude a refrescarse durante las sofocantes noches en las que la temperatura puede llegar hasta los 25 grados centígrados. Incluso, lograron tener celulares para informarse y hablar con sus familiares que viven en otros poblados y ciudades.
“Antes de tener los paneles nos alumbrábamos con una lámpara de batería. Iba a Quebrachal a recargarla y nos duraba dos días solo para usar en la noche. A los dos días había que ir otra vez a recargarla o nos alumbrábamos con un mechón de gasolina o petróleo. Esa era nuestra luz”, narra Tomás Campusano, agricultor de la vereda Sabana del Medio.
Por su parte, Alba Fernández, quien vive en el mismo poblado, recuerda que antes tenía que caminar 40 minutos desde su casa para alquilar una licuadora o lavadora en Quebrachal. “Ya tengo cómo lavar y licuar los alimentos para los niños. Estamos muy contentos y felices con la luz”, dice.
Si bien la instalación de los paneles solares se ha convertido en una oportunidad para que los y las habitantes de Fonseca puedan mejorar su calidad de vida, alrededor de los proyectos hay cuestionamientos sobre sus alcances, los cobros de la factura que son considerados excesivos por parte de los usuarios e investigaciones sobre presunta corrupción. Algunos habitantes consideran que los paneles son suyos, fueron “un regalo” del Gobierno, pero lo cierto es que estos, según Helios Energía, son propiedad del Estado y solo se instalaron como una suerte de postes para llevar electricidad. Esta es solo una muestra de la falta de información que existe alrededor.
La instalación de paneles solares en el municipio se hizo a través de dos proyectos: Fonseca uno y dos. El primer proyecto fue realizado por el exalcalde Misael Velásquez Granadillo, entre 2018 y 2019, para beneficiar a 250 personas de zonas no interconectadas. Es decir, aquellas veredas que no tenían conexión a una red eléctrica y donde las empresas prestadoras de energía habían manifestado que no harían inversión en infraestructura. Para esto recibió apoyo en el diseño del Ministerio de Minas y el Fondo de Apoyo Financiero para la Energización de las Zonas No Interconectadas (FAZNI) le entregó 4.544 millones de pesos para llevarlo a cabo.
En el segundo proyecto, que terminó por entregarse en marzo de 2022, se beneficiaron 301 campesinos y campesinas. Esta iniciativa fue diseñada e impulsada por Velásquez Granadillo y la actual administración de Hamilton García Peñaranda se encargó de robustecer y ejecutar. Los recursos para ejecutar Fonseca dos fueron desembolsados desde el Ocad Paz, un fondo que financia las iniciativas que contribuyen al desarrollo de los territorios golpeados por el conflicto armado interno. En la sesión número 23 de enero de 2020, ese órgano aprobó 5.420 millones de pesos del Sistema General de Regalías.
Energía
Los campesinos y campesinas de las veredas del municipio recibieron en sus fincas: tres módulos de paneles solares de 280 watts (en el caso de Fonseca Uno), un inversor, un controlador, dos baterías un gabinete y una estructura de soporte. En el segundo proyecto, se entregaron dos paneles de 320 watts para aumentar la potencia de energía. Además, la Alcaldía les entregó algunas recomendaciones para que los equipos funcionaran: debían utilizar bombillas de un voltaje específico, podrían conectar una nevera pequeña y no deberían tener más de un electrodoméstico conectado.
A pesar de que con estos proyectos lograron llevar energía a las zonas no interconectadas, en su materialización se quedaron cortos y siguen sin beneficiar integralmente a las comunidades. Algunos habitantes cuestionan que la información no corresponde con lo que empezaron a vivir con la utilización de la energía solar.
“Nos dijeron que la plancha de pelo no se podía conectar, que una nevera pequeña se podía, pero ni la pequeña se puede porque aquí el vecino tuvo una pequeñita que se la puso a la planta y se le dañó. Si vamos a conectar el televisor tiene que ser de 14 pulgadas, se tienen que apagar los focos y el abanico pequeño”, cuenta Juana Sajahur, habitante de la vereda El Puy, beneficiaria de Fonseca uno.
Por su parte, Alba Fernández, quien fue beneficiaria en la segunda entrega, cuenta que con el tiempo en su casa han aprendido a medir el consumo de energía para no recargar el panel solar. “Aquí me pusieron cuatro focos y cinco enchufes. Pero no se puede tener todo prendido al mismo tiempo. Cuando nosotros ponemos el televisor, ya no le enchufamos otro aparato y, a veces, los pelados enchufan los teléfonos y apagan el televisor. Si estoy lavando, apenas prendo la lavadora y eso es cuando el Sol está bien caliente”, detalla.