La era de los arroyos en Barranquilla, la de las corrientes de miedo que ‘reviven’ en cada temporada invernal y que, prácticamente, paralizaban a toda actividad, está a punto de quedar en los registros históricos y testimoniales de la ciudad.
El proceso se logra después de asumir con seriedad un trabajo constante y concreto, dejando atrás kilómetros de documentos, anhelos y buenas intenciones que venían haciendo carrera desde 1920, cuando a la firma R.W. Herbard y Company Inc. de Nueva York se le pidieron conceptos y estos se relacionaron con pavimentación de las vías y, paralelamente, colectores de alcantarillado pluvial.
La ciudad siguió su expansión sin tener en cuenta las recomendaciones. Sobre la temática volvió a insistirse en 1956; posteriormente, en los años 1975, 1982, 1987, 1977 y 1997, en este último un estudio de la firma Concep e Hidroestudios estimó que la solución más viable es la canalización de unos 50 kilómetros de arroyos.
En 2012 se retoma el tema y comienzan a darse los primeros pasos en firme; en el 2013, se conoció el proyecto de inversión del sistema de drenaje de Barranquilla, por iniciativa de la Alcaldía Distrital, contando con el apoyo del Gobierno de España y del Banco Mundial.
Ya, en el 2014, la cristalización es palpable con la presencia de retroexcavadoras y demás maquinaria pesada, cuadrillas de ingenieros obreros, oficialmente, sobre la calle 84 desde la carrera 51 hasta unos metros más allá de la Vía 40, zona industrial del nororiente de la ciudad a orillas del río Magdalena.
En un listado inicial de obras de canales subterráneos con recolectores de agua en andenes y calles atravesadas con rejillas, proyectadas sobre 16 arroyos se les ha dado prioridad a los considerados más peligrosos, incluyendo corrientes alimentadoras, la mayoría ubicadas en el norte y el centro de la ciudad.
Además de la calle 84, se procedió a acometer trabajos en las calles 75 y 76; las calles 91 y 92; la calle 48 (La Felicidad); la carrera 46; la carrera 35 (Hospital); la calle 65; y la carrera 21, que empalmó con el canal del arroyo de Rebolo, que supera los 30 años. Y quedan otras canalizaciones proyectadas.
Las inversiones, en las que también han participado la Gobernación del Atlántico y el Gobierno Nacional, se aproximan al billón de pesos, y el beneficio recae en más de 250.000 habitantes; eso sin tener en cuenta lo que representa que, ahora con los aguaceros, la ciudad ya no se paraliza en su totalidad.
Corrientes trágicas
Registros de prensa de principios del siglo pasado destacaban siempre el impacto de los arroyos, durante y después de cada aguacero, por los daños materiales y vidas cobradas entre las comunidades.
En épocas más recientes fueron ‘plato predilecto’ de la prensa nacional, y más cuando en 1994, a manera de prevención, se establecieron 160 señales para indicarles a conductores de vehículos y peatones su cercanía al cauce de los arroyos de mayor peligro por la furia de sus aguas.
Incluso, para ilustrar no solo al ciudadano barranquillero sino al mundo de la problemática, la Institución Educativa Distrital Marco Fidel Suárez, bajo la asesoría de la Universidad Nacional del Colombia, en 1992, conformó un equipo de trabajo con ingenieros, docentes y alumnos que empezó una labor de análisis y evaluación que los llevó a crear, desde el 2001, el portal web ‘Arroyos de Barranquilla’, con contenido exclusivo desde distintos ángulos.
“La Institución Educativa Distrital Marco Fidel Suárez pone a disposición del público en general un nuevo sitio web, a través del cual la comunidad barranquillera e internautas del mundo podrán conocer las experiencias y los resultados de su proyecto interdisciplinario curricular de cultura ciudadana, relacionado con la problemática de los arroyos”.
“La página web es un punto de encuentro para conocer, construir y debatir de manera colectiva una cultura de arroyos, es también un espacio para el encuentro y el diálogo ciudadano, para el análisis crítico y el debate de conflictos relacionados con la gestión de las corrientes pluviales”.
Así es la presentación del espacio virtual que ofrece artículos e investigaciones. Allí se destacan hechos como el del 28 de octubre de 1993 cuando se produjo la primera muerte de una persona por los efectos devastadores de las corrientes. La víctima fue Carmen Obdulia Padilla, arrastrada por las aguas del arroyo Rebolo en la carrera 21.
Los registros en el portal en torno a tragedias humanas, permanecieron actualizados hasta el 23 de julio de 2015, con 90 casos. En el presente año se reseñaron, dos muertes más de dos menores de edad.
En la ruta indicada
“Nuestro sueño de una Barranquilla está más cerca”, fue una de las expresiones reiteradas del saliente alcalde Alejandro Char Chaljub, luego de haber inspeccionado o recibir obras terminadas en los diferentes frentes de trabajo. Ahora, la tarea la continuará la nueva administración distrital, porque así lo ha prometido el nuevo mandatario Jaime Pumarejo Heins.
El trabajo para acabar con los peligrosos arroyos de la capital del Atlántico, después de una larga espera, ha tenido elogios del propio presidente de la República, Iván Duque, cuando en un ‘Taller Construyendo País’, felicitó por lo logrado hasta el momento.
“La Unidad de Gestión del Riesgo y de Desastre ha trabajado con usted en un sueño, un sueño que usted ha liderado y que también le significa muchísimo a esta sociedad.
Cuando usted fue elegido la primera vez usted dijo: ‘Barranquilla sin arroyos’. Usted empezó una política que después la continuó la doctora Elsa (Noguera) y ahora usted nuevamente en su período como alcalde le ha dado a eso muchísimo ímpetu. Y hoy le quiero decir que con el Gobierno Nacional también esperamos que este año quede formalizada esa frase: ‘Barranquilla sin arroyos’”, expresó el Presidente al destacar la gestión de Char.
También se han recibido reconocimientos de organismos como la Cámara Colombiana de Infraestructura (CCI).“El proceso de la canalización de los arroyos ha sido parte de la transformación de la ciudad. Ha sido maravilloso para una ciudad que con cada aguacero quedaba paralizada. Son obras que con el pasar de los días ha mostrado resultados positivos porque es una inversión hecha para una mejor convivencia”, expresó el director ejecutivo, seccional Norte, Héctor Carbonell Gómez.
Agregó, frente a cuestionamientos, que se debe entender que aún falta completar todo el sistema como fue concebido de manera integral, pero que se inició con la canalización de los arroyos más peligrosos.
Carbonell abonó que sí debe implementarse, cuanto antes y de parte del Gobierno Distrital, jornadas pedagógicas de cultura ciudadana. “El mismo ciudadano debe ser consciente de no arrojar basuras, primero para no afear la ciudad y segundo para no contaminar el río Magdalena. La ciudad es de todos”.
A otras críticas relacionadas con el mantenimiento de la red de canalizaciones, Carbonell señaló que hacen parte del proceso y está contemplado dentro del sistema.
“Son obras que no solo fueron pensadas en su construcción sino en su sostenibilidad”, concluyó.