El lote de este barrio fue donado por el cantante molinero ‘Beto’ Zabaleta, hace alrededor de cuatro años. En un principio se temía levantar casas en ese terreno, por temor a una eventual inundación del río Molino, cosa que nunca ha ocurrido.
Los moradores de este nuevo conglomerado habitacional, cuya existencia aun no llega a su primer lustro, carecen de todos los servicios públicos esenciales, menos de la férrea voluntad de organizar sus viviendas trabajando de sol a sol.
El agua la toman por medio de mangueras instaladas ilegalmente y el servicio de energía está conectado con alambres no apropiados para tal uso, los cuales se extienden sobre desvencijados postes de madera, con el peligro que esto representa, pero eso sí, las facturas de consumo llegan puntualmente.
Tampoco están conectados a las redes de gas domiciliario; sus calles totalmente destapadas se convierten en lodazales cuando caen gotas de lluvia o a causa de las aguas negras que salen de algunos patios o de una acequia que cruza el sector.
Algunos predios están totalmente enmontados o están sembrados con cultivo de yuca y plátano; las viviendas, en su mayoría, fueron construidas en bahareque y solo cerca de unas ocho fueron levantadas en material, pero sin terminar aún.
Los niños pequeños juegan sobre montículos de arena o elevan una rústica cometa elaborada con bolsas plásticas, mientras otros patean un desinflado balón en un remedo de partido de microfútbol. Al caer la tarde, los hombres reposan de su labor diaria recostados en una silla plástica o en una hamaca y las mujeres ejecutan labores propias del hogar, para luego acompañar a sus maridos en el descanso vespertino, mientras piensan en la venidera cena.
Allí, en ese barrio, vive con su familia Jorge Luis Pitre, un humilde jornalero que fue beneficiado con uno de los lotes en Villa San Francisco, el cual con ayuda de su compañera sentimental ha levantado una vivienda que es diferente a las demás. Para construir su hogar, Pitre ha utilizado cientos de botellas plásticas de gaseosas, de diferentes tamaños, ya que cualquiera le sirve para el mismo fin, que es construir la ‘Casa de botellas’, como ya es conocida en la región.
El ingenioso Jorge Luis cuenta que lo primero que hizo fue levantar la estructura con ramas y postes, amarrándolos con bolsas desechables, luego de armada, fue colocando cada envase vacío para empañetarlo con barro hasta finalizar cada pared de su ecológica vivienda, que aguanta los embates del agua y el frío, e internamente tiene un ambiente acogedor.
Cabe mencionar que esta es la segunda vivienda construida totalmente con botellas plásticas que se levanta en el municipio de El Molino, ya que anteriormente, en el barrio Villa Victoria fue construida hace cinco años una casa similar, por Olinto López, la cual se encuentra remodelada y habitada.