Cerrejón, como todo el país, ha completado un año de gestión e implementación de medidas de prevención, que iniciaron con la cuarentena decretada por el Gobierno nacional para reducir el riesgo de contagio del Covid-19.
Desde ese momento comenzó un proceso de adaptación a la nueva realidad que ha permitido a la compañía apoyar a La Guajira para enfrentar esta emergencia.
En marzo de 2020, la compañía carbonífera detuvo más de 400 equipos y envió a casa a más de 4.000 trabajadores reduciendo su operación y manteniendo los sueldos y beneficios de sus empleados.
A la vez, comenzó la implementación de estrictas medidas de bioseguridad en toda la operación, tales como entrenamiento de más de 5.000 trabajadores en guías para prevenir la propagación de eventos de salud como el Covid-19; desinfección diaria de vehículos y áreas de trabajo; adaptación de todas las áreas de trabajo en mina, puerto y Bogotá, así como en medios de transporte para asegurar el cumplimiento de las medidas de bioseguridad establecidas por el gobierno.
Implementación y monitoreo estricto de cinco comportamientos de salud y seguridad de obligatorio cumplimiento: distancia social, lavado de manos, verificación del estado de salud en la app desarrollada por la compañía, uso adecuado de materiales de seguridad y la no aglomeración; puesta en marcha de una planta de producción de desinfectante y gel antibacterial; desarrollo de una guía de relacionamiento para minimizar riesgo de contagio en comunidades y puesta en marcha de una estrategia de tamizaje para identificar de manera preventiva casos de Covid-19 y asegurar el aislamiento oportuno de las personas.
“Sin duda, este ha sido un año retador. La disminución de la operación sucedida por la emergencia generada por el Covid-19, donde hicimos grandes esfuerzos que nos permitieron reactivar lentamente y de manera segura nuestras actividades, dejando en casa para su protección a nuestros empleados más vulnerables. Preparamos y adoptamos nuevas medidas en favor de nuestros colaboradores, tal como el muestreo masivo que hicimos a nuestros empleados y contratistas, la desinfección masiva de equipos e instalaciones y el rentrenamiento para todas las personas que interactúan en Cerrejón.
Al tiempo, mantuvimos nuestro apoyo a La Guajira para enfrentar la pandemia, que hoy seguimos haciendo, apoyando el Plan Nacional de Vacunación con la entrega de ultracongeladores”, afirmó Luis Marulanda, vicepresidente de Asuntos Públicos y Comunicaciones de Cerrejón.
Durante estos 12 meses, Cerrejón decidió en medio de una gran crisis, redirigir su inversión social para poder ayudar a La Guajira para afrontar la emergencia originada por la propagación del Covid-19 y, por ende, a sus empleados y sus familias que viven en el departamento.
De igual forma, la multinacional ha invertido más de 11.000 millones de pesos en apoyo a las comunidades y para que el sector salud esté en capacidad de dar una respuesta a la pandemia.
Entre sus acciones están: entrega de 36 millones de litros de agua potable; distribución de más de 50.000 mercados para las comunidades étnicas y elementos de protección e higiene, entre los que cabe mencionar 25.000 tapabocas para comunidades vecinas a la operación; donación del primer laboratorio de biología molecular que está operando en La Guajira; entrega de 100.000 insumos médicos para los profesionales de la salud, que incluyen tres respiradores mecánicos; donación de 400 equipos (camillas, monitores fetales y vitales, electrocardiogramas, entre otros muchos) para los hospitales de la región.
Donación de más de 15.000 pruebas, entre PCR y serológicas, para análisis preventivos; donación de transformadores de energía para Fonseca y Hatonuevo y una planta eléctrica nueva para el hospital de Barrancas; de dos ultracongeladores, para almacenar vacunas de Covid-19, y una planta eléctrica que garantice el funcionamiento permanente de los equipos y la disponibilidad oportuna de las vacunas.
Los esfuerzos realizados por Cerrejón para ayudar a La Guajira se llevaron a cabo a pesar de que la empresa vivió un año retador, en medio de una reducción de la demanda internacional y la caída de los precios del carbón, que se acrecentó con la restricción en la operación durante 42 días por la pandemia por el Covid-19 y la huelga de 91 días que detuvo completamente las actividades, incluyendo la exportación de carbón.
Por otro lado, la empresa enfrentó continuos bloqueos a la línea férrea a modo de presión para intervenir en temas que nada tienen que ver con su operación, lo que llevó a la empresa a una situación nunca vista.