Tras un largo proceso legislativo, Francia aprobó una reforma legal apodada como «ley antibofetadas» que prohíbe los castigos corporales o psicológicos a los niños en el hogar y en la escuela.
Esta ley establece que la autoridad de los padres deberá ejercerse sin violencias físicas ni psicológicas y con este cambio regulatorio, el país se suma tardíamente a la lista de estados que han abolido jurídicamente esta práctica, conforme exige la Convención sobre los Derechos del Niño y la Carta Social Europea.
En el año 2007, España desterró del Código Civil el párrafo del artículo 154 que permitía a los padres corregir «razonable y moderadamente» a los menores, añadiéndose el inciso de que la patria potestad se debe ejercer con respeto a la «integridad física y mental» de los hijos.
En el país ibérico, agredir físicamente a un menor para corregir su comportamiento acarrea sanciones a los padres infractores de la ley, tal como ocurrió en un caso de una mujer que sostenía una discusión con su hija menor en la calle, que termina dándole un golpe con la mano abierta en la nariz y un fuerte tirón en el brazo izquierdo. Estas fueron razones suficientes para que la Audiencia Provincial de Castellón condenara a la progenitora a una pena de trabajos en beneficio de la comunidad y la prohibición de aproximarse a su hija a menos de 200 metros durante 6 meses. En la sentencia, dictada en 2016, los magistrados consideraron que la madre superó el deber de corrección que le correspondía.
Colombia quiere seguir el mismo camino
Esta semana la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Juliana Pungiluppi, habló sobre la necesidad de eliminar el castigo físico como método de crianza para niños en Colombia.
«Debemos acabar con la normalización del castigo físico porque no modula la conducta de niños y, por el contrario, genera miedo y rompe vínculo de confianza. Sin embargo, las leyes deben ser de carácter pedagógico y venir acompañadas de una transformación cultural», dijo la funcionaria.
La funcionaria argumentó que hay «estudios evidencian que los niños criados con violencia son más propensos a tener problemas de consumo de sustancias psicoactivas, baja autoestima, a ser más violentos e incurrir en comportamientos antisociales».
Además Pungiluppi agregó que «los padres que usan la violencia como método correctivo también usan la violencia psicológica. Los niños no distinguen la violencia que es usada para corregirlos de otro tipo de violencias».
Finalmente la directora del ICBF recordó que la eliminación de la violencia contra los menores en Colombia hace parte de las políticas del actual Gobierno.
«En el Plan Nacional de Desarrollo nos propusimos reducir en 43,6 puntos la tasa de violencias contra niñas, niños y adolescentes antes que finalice esta administración en 2022. Lo anterior significa que nuestros esfuerzos deben conducir a reducir de 303,8 a 260,2 los casos de violencia intrafamiliar, interpersonal y sexual por cada 100.000 habitantes entre los 0 y 18 años», concluyó.