Este lunes Alemania y el mundo conmemoran el aniversario número 31 de la caída del Muro de Berlín, la pared que durante 28 años encarnó en forma de cemento la división del mundo entre el occidente capitalista y el oriente comunista durante gran parte del siglo pasado.
El muro comenzó a ser construido por las autoridades de la extinta República Democrática de Alemania en agosto de 1961, como una barrera para impedir que sus ciudadanos escaparan hacia el lado oeste como ya lo habían hecho casi tres millones de ellos desde 1948 hasta esa fecha.
La estructura tenía una extensión de 155 kilómetros y 3,6 metros de altura. Además estaba reforzada con alambre de púas, vallas metálicas, fosas, torres de vigilancia y patrullajes alrededor de su perímetro. Además cientos de guardias fronterizos tenían la orden de disparar a todo aquel que intentara cruzar el muro sin permiso.
Durante los años del muro, se estima que casi 200 personas fueron abatidas por intentar cruzar hacia Berlín Oeste y otras 200 resultaron heridas en la misma misión.
Finalmente fue en 1989 cuando los alemanes protestaron por más libertades para viajar y salir hacia el lado occidental y otros países. Para comienzos de noviembre, el gobierno de la RDA promovió una serie de medidas para flexibilizar los viajes y el día 9 una circular sobre permisos para cruzar al lado oeste de la ciudad empujó a miles de berlineses a cruzar el muro sin oposición alguna. Durante los siguientes días, las personas usaron todo tipo de herramientas para derribar la pared, mientras los habitantes del lado oeste recibían a sus vecinos del este con gran entusiasmo.
El hecho marcó el comienzo del final de la Guerra Fría. Once meses después los dos estados alemanes se reunificaron y durante esa época los regímenes comunistas de Europa del Este comenzaron a caer uno por uno.