Tres nuevos sismos -de 4,7, 4,8 y 3,9 grados en la escala de Richter- han desatado la alarma este miércoles en Croacia central aunque no han causado daños, después del terremoto de 6,2 grados que dejó ayer siete muertos y 26 heridos.
Los equipos de rescate, que ayer lograron rescatar de las ruinas a varios sobrevivientes, siguen este miércoles con labores de desescombro, apuntalando edificios y valorando los riesgos de posibles derrumbes.
Cabe indicar que las labores de desescombro avanzan con lentitud en algunas casas derrumbadas porque no se sabe con seguridad si estaban habitadas.
Muchos habitantes de Petrinja, la pequeña ciudad que se encontraba cerca del epicentro del seísmo de ayer, y de otras ciudades y lugares de Croacia afectados, no quisieron abandonar sus hogares, pese a encontrarse muy dañados, y pasaron la noche entre las ruinas o a la intemperie.
Se trata especialmente de aldeanos que tienen ganado, pero también de ciudadanos de avanzada edad, que no quieren abandonar sus pertenencias.
«Yo tuve que abandonar mi casa durante la guerra, en 1991. Cuando volví, en 1995, dije que nunca más me iré, pase lo que pase. Y no me voy», declaró, con lágrimas, una mujer de unos 70 años de Petrinja a la televisión pública HRT.
En caso de que los inmuebles estén muy dañados y no hayan sido revisados por técnicos, las autoridades recomiendan abandonarlo temporalmente y buscar un alojamiento alternativo más seguro, ya sean en centros públicos habilitados o privados.