Elecnorte y Morelco, empresa subcontratista encargada del desarrollo integral del proyecto, anunciaron la entrada en operación del Refuerzo Eléctrico de La Guajira, una obra de gran envergadura y que es de vital importancia para el Departamento, ya que mejora la confiabilidad del Sistema de Transmisión Regional, agregando una línea eléctrica adicional desde Cuestecita hasta Riohacha, cerrando el anillo entre Riohacha y Maicao, y haciendo un sistema robusto que aumenta la calidad del servicio y que mejora las condiciones de voltaje.
Con su entrada en operación el pasado 17 de octubre, se están beneficiando más de 100.000 familias en los municipios de Riohacha, Maicao, Uribia y Manaure, quienes podrán contar con un servicio eléctrico confiable y seguro, que les permitirá mejorar su calidad de vida.
El director del proyecto de Elecnorte, Ramón Antolínez, le contó a Diario del Norte que con esto se pretende mejorar sustancialmente el servicio de energía en los municipios del norte de La Guajira.
Agregó que gracias a la infraestructura montada dejarán de existir las fallas como los apagones por varias horas, debido al grado de confiabilidad que brinda el proyecto de refuerzo eléctrico.
Explicó que uno de los beneficios más importantes es que el voltaje mejora y es estable, lo que permite que los municipios de Uribia y Manaure, que también dependen de su conexión a la subestación, les mejore el servicio y se minimizarán las fluctuaciones que afectaban tanto los equipos eléctricos.
“Para nosotros llevar a cabo un proyecto tan importante para el país y para el Departamento como lo fue este, representó un reto que asumimos con mucha responsabilidad, y el cual nos exigió un compromiso inquebrantable con la comunidad y con su entorno para poder terminarlo con éxito. Gracias a esto, podemos decir que La Guajira cuenta hoy con un sistema eléctrico de calidad, lo que sin duda también aportará a la competitividad del Departamento”, aseguró Ramón Antolínez.
Consulta previa
Para la definición y la ejecución del proyecto, se tuvo en cuenta la riqueza cultural y la tradición de las comunidades del pueblo wayuú, por lo que en 2018 se realizó el proceso de consulta previa, el cual se adelantó con 154 comunidades étnicas certificadas por el Ministerio del Interior, lo que le permitió a Elecnorte adelantar todos los trabajos en estricto cumplimiento de lo pactado.
Asimismo y como parte del propósito de Elecnorte, de impactar positivamente a las comunidades étnicas, la compañía realizó programas de compensación social y ambiental que tenían como fin fortalecer sus dinámicas territoriales y sus procesos tradicionales con una inversión total superior a los COP $19.000.000.000.
Desde el punto de vista ambiental, se destaca la construcción de torres con alturas superiores al promedio y la implementación de tendidos con drones y respecto al aporte social, se resaltan programas de capacitación a mujeres artesanas, centros de salud, escuelas, entre otros.
“El Proyecto de Refuerzo Eléctrico de La Guajira es un caso de éxito que demuestra que sí se pueden hacer obras de infraestructura en el departamento, respetando en todo momento la cultura y tradiciones de las comunidades étnicas, así como el medioambiente”, concluyó Antolínez.
La torre
Como reconocimiento a la comunidad wayuú, en una de las torres del proyecto que sostiene los cables, un artista hizo un diseño que refleja los colores del desierto y del bosque seco tropical.
La torre no convencional busca representar la gama de colores característicos de las zonas áridas (color naranja) y el verde de los cultivos como muestra del “amplio dominio cultural de los pueblos tradicionales sobre las condiciones ambientales, en este caso, del pueblo wayuú”, (Cano Correa, van der Hammen Malo, & Arbeláez Albornoz, 2010).
Pues La Guajira, al estar inmersa en una zona geográfica, rica en biodiversidad, en “época de lluvias reverdece la vegetación y en la primavera de mayo los árboles mokochira y uraichi tiñen de amarillo las sabanas”, (Silva Travecedo, 2010), por lo que es importante resaltar la vegetación y el que existan cultivos en medio del desierto.
En ese sentido, la estructura busca representar la dualidad que enmarca La Guajira, pues yuxtapone diferentes componentes conceptuales y los representa a través de elementos estéticos, los cuales muestran el diálogo continuo en el que se encuentra la región entre lo desértico y lo no desértico.
Además de la importancia de la arena y la vegetación como representación de la región, también se encuentran diferentes elementos naturales que juegan un papel importante, como lo son el viento, el sol, el agua. Este último, es el elemento más importante para la subsistencia de los pueblos, no solo por la proliferación de la vida en épocas de lluvia, sino también como pieza vital para el establecimiento de cultivos y actividades como la pesca.
De este modo, la forma serpenteante de los tubos que rodean la torre hace alusión a las ondas que se ven en el mar y en la arena, producidas en ambos casos por el viento. Por lo cual, estos tubos también actúan como un manto que ondea con el viento, dándole así esta forma singular.
Así, la intención de los tubos, al igual que el hecho de que la torre no esté recta, sino ligeramente inclinada, muestra la importancia del viento en la zona, pues es característico de La Guajira, convirtiéndose en un potencial generador de energías renovables.
La torre expresa lo fuerte que son estos vientos, torciéndose ligeramente para dar la sensación de movimiento, crecimiento y desplazamiento desde Riohacha hacia Maicao, mostrando la importancia de la capital del Departamento y su conexión con el resto de ciudades.
Adicionalmente, los otros elementos (los tubos y los acrílicos), rodean por completo la torre, mostrando cómo todas las partes de la región son importantes y hacen parte de un gran todo. En la parte superior de la estructura, a modo de ícono cultural, se destaca un diseño basado en el tejido wayuú con diferentes patrones que representan elementos esenciales en su cultura, uno de los más representativos es el triángulo, figura que se destaca en la torre mediante acrílicos de color verde y naranja, que con los rayos del sol tejen el “collar” de la torre.
Otro factor que cabe destacar es el paso del espectador por la vía sobre la cual se encuentra la torre. A través de la interacción de colores y la secuencia envolvente de la estructura, se genera un juego óptico entre el contraste del verde y el naranja, lo que produce una sensación de movimiento. Lo cual, permite integrar al espectador con la torre misma, y convierte a la persona en un elemento que rodea y le da vida a la torre al reconocerla y destacarla en el paisaje.
Con base en este concepto, se plantearon los elementos estéticos que se proponen en el diseño de esta torre no convencional. De este modo, en el diseño de la estructura se ponen en tensión los diferentes elementos naturales y culturales de la región mencionados a lo largo del texto, enmarcado todo por el concepto de dualidad, el cual se destaca en una región que está inmersa en medio de dos mundos.