11 de junio, Día Mundial del Enfermo

La celebración anual de la jornada mundial del enfermo, tiene como objetivo sensibilizar al pueblo de Dios a los no creyentes y, por consiguiente, a todas las instituciones, hospitalarias que prestan servicios de salud, instituciones sanitarias y a la misma sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos.

El 11 de febrero se celebra el Día Mundial del Enfermo, fecha proclamada por el papa Juan Pablo II en 1992, en memoria litúrgica a la Virgen María de Lourdes, a quien se le atribuyen una variedad de milagros en la cura de personas enfermas.
Hoy en el mundo, en Colombia, en La Guajira sufrimos de muchas enfermedades: la envidia, el rencor, la falta de compromiso y el amor por el prójimo por mencionar algunas de muchas.
En este sentido, hay que dirigir un llamado especial a las autoridades civiles, a los científicos, a la sociedad en general y principalmente a todos cuantos viven en contacto directo con los enfermos; que su servicio no se haga jamás burocrático y lejano.
Es importante para todos que la gestión del capital público impone el grave deber de evitar el despilfarro y el uso indebido del mismo, a fin de que los recursos disponibles, administrados con sabiduría y equidad, sirvan para asegurar a cuantos lo necesitan la prevención y la asistencia en caso de enfermedad.
Tenemos que ser más humanos, más respetuosos con los enfermos, con sus familias, con sus acompañantes. Desde las gerencias de las clínicas privadas, desde las gerencias de los hospitales públicos, debemos propender y exigir a nuestros colaboradores, respeto, consideración en los difíciles momentos de una enfermedad en uno mismo o en uno de nuestros seres queridos.
La vocación de servicio, la entrega a nuestros pacientes, la ayuda a los más necesitados, el carisma y el amor con que podemos servir al enfermo, en toda su dignidad humana, tanto hospitalizados como los que reciben atención en casa, debe ser nuestro sello como clínica o como hospital.
Queremos pedirles a todos los actores políticos que no politicemos la salud, estamos en una incertidumbre por la falta de socialización de la nueva reforma a la salud que pretende presentar el Gobierno.
El sentido común indica que los pacientes, los enfermos no pueden ser estandarizados, y la mayoría de sus partes no son intercambiables.
La atención de la salud es un servicio personalizado que se resiste a la mercantilización y es incompatible con las eficiencias de la línea de montaje industrial u otras tecnologías de producción en masa, somos seres humanos no objetos.
Dios nos bendice y seremos la bendición de otros, que hoy Día Mundial del Enfermo, nos permita reflexionar y enderezar el rumbo de una sociedad que amerita, más compromiso y bienestar.