Esta subliminal frase que hace parte de nuestro inmarcesible Himno Nacional, cae como anillo al dedo en el proceso de transición de la pésima prestación y oneroso servicio público que durante una penosa década prestó la empresa Electricaribe S.A. E.S.P., asumido desde el primero del presente mes por la empresa Air-e con sede en la ciudad de Pereira, a la que le fue adjudicada la prestación de este servicio público domiciliario en tres de los siete departamentos de la región Caribe: Atlántico, Magdalena y La Guajira.
Pregunto si realmente cesará el viacrucis que cerca de diez millones de usuarios recibimos por tortuosos diez años prestados por Electricaribe, pero con cierto optimismo creemos que no nos irá peor con la nueva empresa Air-e, aferrándonos al popular adagio que “escoba nueva barre bien”, dicha que no tuvimos con la empresa saliente.
No podemos pretender que las cosas vayan a cambiar “en un dos por tres”; sería algo inaudito, pero sí posible que el servicio progresivamente mejore y que la política de atropellos, abusos y pésima calidad del servicio cambie sobre la marcha. Que los exagerados cobros de facturación, se corrijan. Que no se caiga en la corrupta conducta de aplicar la “lectura estimada”, cuando el medidor funcione normalmente. Que no se cobre consumo caprichoso o la inventada fórmula de “energía consumida dejada de facturar”. De hacer cambio de medidores que no presentan irregularidades y sin el consentimiento del usuario, y no calibrar el nuevo contador contrario a la ley del embudo: “Lo angosto para ellos y lo ancho para uno”, o sea, el 60 o 70% en contra del usuario y el 40 o 30% a favor de ellos, de ahí que corren como Montoya; cuando por regulación de la Creg y la Ley 142 de 1994 establece el equilibrio de 50 y 50%. Que no se cargue a la factura el cobro indebido “por suscripción del servicio” sin haberse efectuado o suspenderlo por el no pago oportuno de un solo mes; como tampoco el rubro “otros cargos” que en reiteradas ocasiones solicité me explicaran a qué concepto aplicaba, los echaron y nunca lo hicieron.
Señores Air-e, por favor no vayan a seguir con los mismos vicios exprofesos que tenía Electricaribe S.A. E.S.P., porque le van a llover diluvios de quejas y reclamos, animadversión de sus clientes y sanciones por parte de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios. Que no les toque salir por el portón del traspatio, pero con los bolsillos llenos con dinero mal habido, como lo hizo su antecesor. Que no les corresponda ser constantemente sancionados económicamente, aunque tímidamente por la Superservicios; lo que puedo afirmar con conocimiento de causa porque fui parte interesada e involucrada en esos procesos sancionatorios desde presentar quejas, reclamos hasta recursos de reposición y en subsidio de apelación, al ser víctima varias veces de acoso tanto en mi residencia como en mi oficina.
Entre las multas que le impusieron y que rezan en mis archivos, podemos citar: Resoluciones SSPD No. 0098835 del 2018-07-25, por $203.122.920; No. 0028105 del 09-08-2019, por $78.124.200; No. 00159255 del 25-04-2019, por $125.730.130; No. 00106725 del 2018-08-23, por $343.746.480; No. 0057205 del 2018-05-11, por $554.681.820; No. 00165053 del 2017-09-22, por $14.754.340; No. 00314765 del 07-12-2016, por $125.087.310.
Todas estas sanciones en modalidad de multas, se las ganó la extinta, azarosa Electricaribe por sus abusos, arbitrariedades y acciones corruptas, como en un año cambiar tres medidores cuando su vida útil es de 15 años toda vez que no presente irregularidad, amén que presenté contra esa nefasta empresa denuncia penal por haber falsificado la firma de mi señora esposa en una notificación, cuando no se encontraba en la ciudad, lo que demostré.