Mil quinientas canciones del poeta y compositor Romualdo Brito, quien partió a componerle a todos los ángeles del cielo, dejándonos su legado musical, que lo inmortalizó gracias a ese don de convertir su pensamiento en notas musicales.
Es nostálgico escribir sobre aquellas personas que se vuelven merecedoras de reconocimiento, que nacieron para seguir vivos en nuestras mentes y corazones. Así será Romualdo, un artista guajiro que supo escribir su nombre ante el folclor con cada composición, con cada inspiración que le permitió agregar melodía a su poesía, quien con su pluma acertó al darle vida a sus múltiples sentimientos y emociones que cohesionó con su contexto y vivencias.
Su recorrido musical abrió camino en el sello musical de artistas como el maestro Diomedes Díaz (q.e.p.d), Silvestre Dongón, ‘Poncho’ Zuleta, Jorge Oñate, Carlos Vives, entre otros, quienes supieron combinar su talento con el maestro Romualdo y darle rienda a ese bagaje de composiciones que permitieron bailar, cantar, enamorar, llorar y hasta sanar el alma.
Su esposa Indira de la Cruz, sus hijos, familiares, amigos y conocidos, sienten que el cielo sonríe y que allá resuenan campanas de gloria a la llegada de un artista, hombre ejemplar que dedicó sus años de existencia al servicio de la cultura y las letras.
Tomarrazón llora su partida, Riohacha lamenta esta ida repentina y La Guajira enluta ¿y cómo no? si el autor de ‘Esposa mía’, ‘Santo cachón, ‘Yo soy el indio’, ‘El embrujo’, ‘El diario de mi vida’, entre mil canciones más, se fue, partió para siempre, está sentado ahora, componiendo al lado del maestro Rafael Escalona, para que Martín Elías siga cantado junto a su padre ‘El Cacique de La Junta’, acompañado de las notas musicales del rey del acordeón, ‘Juancho’ Rois. Imagino ese cielo de fiesta, de gloria, ritmos y letras inmortales, en un concierto celestial a tu llegada, Romualdo Brito.
Cuanta creatividad mental, riqueza y capacidad de crear, convertir el pensamiento en música, capacidad de volver lo intangible en tangible, lo triste en bonito y lo bonito en mágico.
Sabemos que cada una de tus canciones quedan huérfanas, pero también reconocemos que el mundo lo adoptará en tu honor, que seguirán vivas cantando tu nombre en la voz de los artistas que la harán suya al recordarte.
Le compusiste y cantaste a La Guajira que amaste con el alma y ella te recibe orgullosa, porque fuiste y seguirás siendo ese hijo que dedicó su vida a construir para ella mil quinientas canciones.