Dejen gobernar al presidente

Es lo que se me ocurre comentar con estos señalamientos y vaivenes políticos de inicio de Gobierno, inclusive al que estamos acostumbrados los colombianos cuando se da cambio en una administración local, regional o nacional, culpables van y culpables vienen.


A diferencia de que esta vez, los hallazgos fiscales se han bautizado con su nombre, cifras mostrables que confunden al ciudadano, y de lógica surge la respuesta del montón. Al país no se le hablaba con la verdad.
Después de un semestre hastiado de campañas políticas, época preelectoral, campaña Congreso y doble vuelta presidencial, puyas iban, puyas venían, los colombianos quedamos fatigados y al parecer en el mismo punto de siempre, un país al que le rasparon el caldero y dejaron un cucayo quemado.
Las diferentes posiciones, la constante debilidad ideológica de algunos ministros y la desvergüenza dejada por el anterior Gobierno, logran ubicarnos entre dos posiciones antagónicas que solo causan náuseas y cansancio desmedido en los que queremos observar un despegue económico y social de la Colombia soñada.
A más de tres meses de la posesión de Gustavo Petro como presidente, seguimos día a día expectantes de un retórico entusiasta y posiblemente creíble discurso de mejorar la calidad de vida de colombianos, que según las cifras más recientes del Dane, entre 2018 y 2022 ha habido un fuerte incremento de la pobreza monetaria en Colombia.
A diciembre de 2021 se registró que 19.621.000 personas (39,3 % de la población) vivían con menos de 11.801 pesos al día, y 6.111.000 personas (12,2 %) con menos de 5.730 pesos, cifras
El momento por el que atraviesa el país es complejo y la convulsión política su distintivo. La masa ciudadana empoderada del sueño de un justo cambio, hastiada de la guerra, la galopante corrupción, la mentira, el engaño y la manipulación politiquera tiene la palabra. Si las reformas propuestas por el actual líder nacional son las ideales para inclinar la balanza a favor del fin del conflicto que inició con el gobierno Santos, de que las armas desaparezcan, se vuelva garantía la soberanía nacional y la conservación de la vida, los derechos constitucionales, nuestras libertades ciudadanas y las oportunidades sean incluyentes, bienvenida sean. Déjenlo gobernar.
Ya finalizando el segundo año de la tercera década del siglo XXI, el acontecer latinoamericano muestra un péndulo hacia la izquierda, gracias a los fracasos de los gobiernos llamados neoliberales y la forma como administraron la “cosa pública”.
Las medidas que se impusieron fueron tildadas de duras contra los sectores más pobres y vulnerables y favoreciendo a las élites financieras empresariales (teniendo como base los objetivos planteados en el consenso de Washington del año 1989) y de lógica rindiendo una pleitesía económica y de complacencia a instituciones como el FMI, BM, entre otros.
Fruto de ello fueron las constantes movilizaciones de conglomerados sociales, cuya respuesta fueron las represiones, torturas, desapariciones forzadas y encarcelamientos a muchos líderes sociales.
Pese a todo, Colombia tiene paradigmas sociales, culturales, políticos y económicos que son extremadamente diferentes en cada una de las regiones: Andina, Pacífica, Atlántica, Amazónica, por lo que el planteamiento de objetivos comunes para un país diverso es bastante dispendioso.
Sin mencionar que los aparatos políticos encarnados en cada región dejan mucho que desear en los procedimientos que realizan, comandado por clanes familiares y mafiosos que saquean el erario público y de estos la percepción ciudadana es negativa, lo que se muestra en el porcentaje abstencionista al momento de ejercer su derecho de elegir .
Decirles a mis connacionales que el cambio comienza por uno mismo. No seguir siendo cómplices de los engaños de siempre y no dejemos ni siquiera por un instante que nuestros derechos ciudadanos sean pisoteados.
Desearle el mejor de los éxitos al actual Gobierno, porque si a Gustavo Petro le va bien, a Colombia le irá mejor y a nosotros requetemejor.
Muchos de los que critican al actual Gobierno tuvieron su oportunidad inclusive como presidente y con periodo doble y Colombia continuó igual. Ahora desde la otra orilla, quieren ser los mesías a la colombiana, semejarse al civilizador Bochica. Con mucho respeto solicito “Dejen al presidente gobernar”.