Las redes sociales en vez de aprovecharlas como una de las grandes ventajas en la tecnología que nos brinda el siglo XXI, al contrario son utilizadas para generar competencias malsanas, envidias de todos los niveles, malos tratos, ofensas y malentendidos en todos los órdenes, lo que genera y despierta en la gran mayoría de personas malos sentimientos, críticas destructivas y no constructivas, comentarios dañinos que para nada construyen sino por el contrario han venido esparciendo la semilla del odio y la división desde todo punto de vista, que en lo social, en lo comunitario y si es en la política pareciera que se nos hubiera incrustado el chip del odio.
Las calumnias y las mentiras están a la orden del día, los sofismas de distracción en este sentido son alarmantes, de dos premisas falsas convierten verdades que son mentiras. Como lo expresa mi amigo, columnista de esta casa periodística, Miller Soto Solano, “no es que digamos mentiras… es que somos expertos inventando verdades”. Las intrigas y las exageraciones, las difamaciones y la hipocresía, ya ni sorprenden en las redes sociales, más bien asquean.
Pareciera que fuera fácil odiar. El chip del odio a través de las redes sociales se ha vuelto un virus. Ataca sin compasión. No existe tolerancia para opinar. El odio enferma, daña y mata. El odio es infernal, tanto así, que de odio están construidas las cárceles mentales de los que viven encerrados en el odio. El odio se ha vuelto adictivo como el mismo poder.
El odio es el agua fétida en la cual se transportan los mediocres y los fracasados y se convierten en unos discípulos del mismo satanás. Sus corazones están enfermos y cargados de tan malos sentimientos. El chip del odio es como una sanguijuela que se alimenta de esa alma enferma y trastocada por la envidia y el fracaso. Es como una manzana podrida que daña las otras manzanas y las buenas acciones se paralizan por este odio enfermizo, donde su hediondez toca el alma de cada uno de estos resentidos que aprovechan cualquier circunstancia por simple que sea para atacar como el mismo escorpión. Para muchas personas de las redes sociales el odio se ha convertido en la droga que alimenta sus energías negativas.
Donde más polula el odio es en la política. Con ocasión de la votación de la JEP se ha vuelto un circo no solo en el Congreso de la República, sino de diferentes columnistas de los medios nacionales, regionales y locales, y más en las redes sociales donde el odio está tan polarizado, que estamos en un 50 50. La votación en el Senado el día martes 30 de abril originó 47 votos para las objeciones de la JEP contra 48 por el no. Pero es tan demócrata el presidente de la República que permite la libertad de expresión en todos los órdenes, así esta vaya impregnada de toda clase de odios y rencillas.
El odio se ha vuelto viral y su chip ha llegado a todos los rincones de Colombia. En La Guajira y en Villanueva este virus cada día aumenta más. Los guajiros cada día andamos más metidos con el chip del odio, todo por cuenta de la política y el poder. Nos hemos convertido en unos lobos que atacamos sin razón o con razón al contendor pero no de manera decente sino traicionera y es más no lavando nuestros trapos sucios en casa sino reportándolos al país y en especial a periodistas sesgados también por el odio que nos tienen y nos los endilgan sin ninguna compasión. Los guajiros por culpa del odio nos hemos convertido en caníbales. Y si es en Villanueva en las redes sociales y en la emisora local algunos villanueveros, no pierden oportunidad para lanzar epítetos contra cualquiera que no les agrade en su opinión o en su conveniencia. El chip del odio definitivamente se ha incrustado en nuestra mente y en nuestros corazones. ¡Qué horror!