Por Álvaro López Peralta
La administración de Cerrejón está desarrollando actualmente un proceso de negociación colectiva con su sindicato mayoritario, Sintracarbón, con el propósito de acordar la que sería su decimoctava Convención Colectiva de Trabajo. Este es un proceso normal en la vida de toda empresa que tenga sindicato, el cual se realiza cada cierto periodo de tiempo, según la vigencia que tenga la convención que se busca reemplazar, y su objetivo fundamental es acordar o regular las condiciones laborales de los trabajadores afiliados o adheridos al respectivo sindicato.
La negociación colectiva es un derecho fundamental que los sindicatos defienden con mucho ahínco por ser uno de los principales objetivos de su razón de ser, y cada vez que se da este proceso buscan mejorar o incrementar los beneficios que disfrutan por ejercer sus obligaciones laborales. Por su parte, la empresa Cerrejón, que históricamente ha sido muy respetuosa de este derecho de los trabajadores, ha actuado siendo coherente con las condiciones operacionales y financieras del negocio, y siempre propició los acuerdos sensatos para las partes, sin poner en riesgo su sostenibilidad y competitividad en el mercado en el que actúa, preservando al mismo tiempo la continuidad del empleo y los beneficios para sus trabajadores, sus familias y las comunidades de La Guajira.
Todas las negociaciones colectivas laborales en Cerrejón han sido difíciles y complejas, de hecho, en varios procesos de negociación en los que no hubo acuerdo final en la etapa de arreglo directo, los trabajadores, impulsados por el sindicato mayoritario, votaron a favor de la huelga, realizando una en el año 1990 durante 17 días y otra en el 2013 durante 32 días. Muchos tenemos aun frescos los recuerdos de los efectos de esta última huelga en nuestros bolsillos y en la economía de La Guajira. Todos perdimos.
En esta oportunidad y luego de dos intentos, el proceso de negociación se realiza en un contexto aún más complejo e inédito, por las restricciones operacionales derivadas de las medidas de bioseguridad necesarias para proteger la salud de los trabajadores, y por las circunstancias actuales de la economía mundial que hacen impredecible el comportamiento de la demanda de energía generada con base en el carbón térmico, dadas las restricciones impuestas por la emergencia sanitaria que nos ha tocado vivir, originada por la pandemia del Covid-19, impactando negativamente los precios, lo que por supuesto hacen inciertas las condiciones de sostenibilidad de Cerrejón en el negocio del carbón.
En esas condiciones la búsqueda de opciones para un acuerdo se hace mucho más exigente para los equipos negociadores.
En este contexto es muy importante y necesario entender que sin un acuerdo entre las partes es muy poco lo que hay para ganar y sí mucho que perder; precisamente por eso es necesario mantener una actitud creativa e innovadora, acompañada de una buena dosis de sindéresis y sabiduría, que permita a los equipos negociadores construir conjuntamente las condiciones del acuerdo mas apropiadas para las circunstancias del negocio, teniendo siempre como prioridad el interés general o de la mayoría, que no debe ser otro distinto al de buscar crear las condiciones necesarias para asegurar la sostenibilidad de la empresa, de donde se deriva la satisfacción de otros intereses, entre ellos los no menos importantes como son los de los trabajadores, sus familias, los sindicatos y las comunidades de La Guajira.
A pesar de que el sindicato mayoritario Sintracarbón ha realizado la convocatoria de sus afiliados para que democráticamente decidan entre las opciones de hacer una huelga o solicitar al Ministerio de Trabajo que convoque un tribunal de arbitramento para que dirima el conflicto, aun existe la posibilidad de que las partes lleguen a un acuerdo y de esa forma se evite una parálisis del Cerrejón en medio de esta pandemia, con las consecuencias negativas e impredecibles para todos. Hay que evitar volver a perder.